20 años del 11-M
La vida en la cárcel asturiana de Trashorras, el condenado por el 11-M que ha pedido la eutanasia: "Lleva meses ausente, a su bola"
Quien facilitase los explosivos a los yihadistas "pasa desapercibido, no es un preso conflictivo"
José Emilio Suárez
José Emilio Suárez Trashorras, que acumula una de las mayores penas de prisión entre los condenados por la trama del 11–M, lleva unos meses "ausente, a su bola", en el centro penitenciario de Asturias, donde mantiene un comportamiento ajeno a todo tipo de conflictos, según aseguraron a La Nueva España, del grupo Prensa Ibérica, fuentes penitenciarias, que confirmaron que había pedido la eutanasia, justo ahora que se cumplen 20 años de los atentados en Atocha. Condenado a 34.715 años de prisión, deberá cumplir un máximo de 40 años.
El minero jubilado, que sacó de "Mina Conchita" (Belmonte de Miranda) los explosivos empleados en los atentados por la trama yihadista, está interno en un módulo de respeto de la prisión asturiana, espacio que recibe esa denominación en el sistema penitenciario porque tiene un clima de convivencia normalizado, menos problemático del existente en otros módulos. Trashorras, que ha pasado en estos casi 20 años de encarcelamiento por distintas prisiones del país, se había integrado con normalidad en la prisión de asturiana, concretamente en el módulo 9, llegando a participar activamente en el reparto de comida al resto de compañeros. Pero desde hace unos meses "dejó de trabajar" en esa tarea, "va a su bola", suele estar "muy solo" y "pasa desapercibido, no es un recluso conflictivo", desvelaron fuentes penitenciarias.
Estado mental
La solicitud de eutanasia por parte de Trashorras, al entender que no recibe una asistencia adecuada a su enfermedad mental, ha dado altavoz a las quejas y denuncias que ya habían planteado desde hace meses varios sindicatos por las carencias en la atención sanitaria a la población reclusa.
El estado del condenado por el 11M, que presenta un cuadro de trastorno mental grave, anterior a su detención ya que fue jubilado por ese motivo, requiere un tratamiento farmacológico del que hay dudas que siga con la regularidad debida. Por ejemplo, tanto Suárez Trashorras como el resto de internos con problemas de salud mental reciben los fármacos para todo el fin de semana y, si el lunes es festivo, para esos cuatro días en una bolsa que les entrega el auxiliar de enfermería en la jornada del viernes. "Nadie controla que lo tome o no lo haga y le dé otro uso", apuntaron las mismas fuentes.
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