Entrevista | Manuel Estévez Cirujano otorrinolaringólogo

“Aún hay una connotación negativa en no oír o en llevar un implante coclear”

“Muchos pacientes nos dicen que este dispositivo les ha cambiado la vida”

Manuel Estévez.

Manuel Estévez. / FdV

Aunque los implantes cocleares no son un avance reciente –el primer implante en España se realizó en 1985–, esta tecnología aún genera reticencia, sobre todo si el paciente es adulto y aún conserva la capacidad auditiva en uno de los oídos. Según el doctor Manuel Estévez, cirujano otorrinolaringólogo del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, los prejuicios relacionados con la edad, el miedo a perder el resto de audición que le queda tras la intervención quirúrgica y razones de estética explican esta resistencia. Sin embargo, el especialista incide en que esta alternativa quirúrgica mejora la calidad de vida del paciente, al reconectarlo con su entorno. “Muchos nos dicen que les ha cambiado la vida”, afirma el médico.

–¿Sigue habiendo reticencias a colocarse un implante coclear?

–En el caso de la población adulta, sí. En el caso de los niños hay una aceptación del implante muchísimo mayor. Pero en los adultos, hay gente que tiene miedo porque duda de que pueda serle útil. Hay que tener en cuenta que hay gente que es sorda de un oído de toda la vida y que tiene miedo a perder por completo el oído que le queda, aunque tenga una pérdida auditiva muy importante, por colocarse un implante. Quienes tienen una pérdida completa son mucho más lanzados a la hora de utilizar esta técnica porque están desconectados del mundo y lo que ofrezcas, bienvenido sea.

–¿Cuál es el nivel de éxito?

–Muy alto y la satisfacción de la persona que se lo ha colocado, en general, es muy grande. Muchísima gente asegura que les ha cambiado la vida. Es cierto que no en todos los casos se consigue una audición perfecta y que esto puede frustrar a quienes tenían puestas unas expectativas muy altas en la intervención, pero en la mayoría de los casos sí se consigue mejorar lo que ya había y en muchos casos podemos llegar a una audición muy buena que les permite realizar un trabajo remunerado sin problemas.

–¿La pérdida auditiva y el uso de biotecnologías como los audífonos y los implantes cocleares continúa teniendo una connotación social negativa?

–Sí. Aún hay una connotación negativa en no oír o en llevar cualquier aparato, sobre todo si se ve. Cuando alguien descubre que un audífono o un implante coclear, que es un poco más grande, se ve, ya no le gusta. Hay mucha gente que prefiere sacrificar su audición por una razón estética, aunque creo que hoy la gente está más concienciada con la funcionalidad y le da menos importancia a que se pueda ver un aparato que le permite desenvolverse y tener una vida social, familiar y laboral normal, porque no oír es una limitación muy grande para desarrollar prácticamente cualquier tipo de actividad profesional. Es cierto que hay gente que recurre a alternativas como el lenguaje signado, pero esto implica que tu entorno también lo tiene que dominar y no es tan fácil que la gente esté por la labor de aprenderlo.

–¿A qué se debe este estigma?

–Yo creo que a que tradicionalmente los audífonos se asocian a gente mayor, a gente que no oye muy bien y que está un poco desconectada del mundo, y la gente quiere dar una imagen de persona joven, activa y capaz. Pero hoy en día hay mucha gente joven que lleva audífonos, y ya los hay de colores y hasta de cuadros blancos y negros, combinando con la ropa. En muchos países se han convertido ya en complemento de moda como pueden ser las gafas. Aunque sigue habiendo reparos, creo que cada vez más la sociedad va venciendo estas barreras y se va dando cuenta de que es algo que les proporciona una gran calidad de vida. Durante la pandemia, cuando el uso de las mascarillas nos impedía ver la cara de nuestro interlocutor, surgieron muchas necesidades de gente que estaba en el límite en cuanto a audífonos y se dieron cuenta de que, si no tenían un apoyo labial, no eran capaces de mantener una conversación.

–Hay padres que han rechazado someter a su hijo a un implante coclear y han preferido la lengua de signos como vehículo de comunicación. Incluso ha habido sentencias a su favor. ¿Implante y lengua de signos son antagónicos?

–No. Son cosas que pueden y deben convivir. La gente tiene todo el derecho a renunciar a un implante y querer ir al lenguaje de signos. Y, además, muchas veces el lenguaje de signos también es un complemento para aquellos pacientes que con un implante coclear no alcanzan a oír a la perfección. En esos casos, es algo que les puede aportar una información complementaria. Pero tú lo que intentas es ser lo más fisiológico posible y lo más fisiológico es poder oír, porque los signos no te van a poder transmitir ni la música ni otra mucha información, como el ruido de una explosión, de un petardo o de un coche que te pita. Muchas veces, los pacientes te dicen que por primera vez han oído el viento o la lluvia cayendo fuerte sobre el suelo, y dicen que les ha emocionado. Estas experiencias no te las puede aportar la lengua de signos.

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