“En Gaza tenemos que hacer cesáreas sin anestésicos porque no hay suministros”

Ruth Conde, la enfermera gallega de Médicos Sin Fronteras que estuvo durante cuatro semanas en la Franja, lamenta que “aún atendiendo a cientos de palestinos al día, la ayuda es insuficiente”

Ruth Conde y Nagore Eskisabel en el Club Internacional de Prensa recién llegadas de Gaza

Ruth Conde y Nagore Eskisabel en el Club Internacional de Prensa recién llegadas de Gaza / Antonio Hernández Rios

Jaime Pena

Lo que se vivió ayer en el Centro Internacional de Prensa de Galicia, en Santiago de Compostela, fue una charla mucho más que emotiva en la que Ruth Conde, la enfermera gallega que vivió durante cuatro semanas en Gaza como responsable de actividades médicas de Médicos Sin Fronteras, relató su emocionante experiencia.

El trabajo de la sanitaria se centró, sobre todo, en la atención de mujeres embarazadas y recién nacidos en la clínica Al-Shaboura y en el hospital de maternidad Emiratí, en Rafah, donde vivió la gravedad de la falta de suministros.

“En los partos se viven situaciones infrahumanas. Las mujeres reciben el alta médica en tan solo una hora después de dar a luz, y tienen que estar sentadas en una silla, porque no hay más sitio. Además, en Gaza tenemos que hacer cesáreas sin anestésicos porque no hay suministros”, asevera Ruth Conde.

Las hay incluso que no tienen esa “suerte” y no pueden ser atendidas. “Viví la situación de una mujer que tuvo que dar a luz, ayudada por su hermana, en una letrina, al no ser admitida en el hospital porque éramos incapaces de atenderla”, contaba emocionada.

“Es tal la situación de desesperación que sufre la población palestina, que intentan cualquier cosa con tal de sobrevivir. Están realmente destrozados y ya no saben qué hacer”.

Así narró Conde cómo es el día a día en la Franja de Gaza. Una situación inhumana que ya ha acabado con la vida de miles de palestinos desde el inicio de la guerra y que “no se puede decir que no vaya a ir a peor. Allí nunca se puede asegurar nada”, relata.

La enfermera gallega afirma que la mortalidad materna es uno de los indicadores que siempre hace saltar las alarmas, sobre todo en caso de guerra. “Se dice que hay 50.000 mujeres embarazadas en la Franja de Gaza que no tienen una infraestructura en la que poder dar a luz de una forma segura”.

Y es que allí la vida es una constante carrera contra la muerte en la que toda la ayuda sanitaria que ofrecen no llega para cubrir todas las necesidades. “Aún atendiendo a cientos de palestinos al día, la ayuda es insuficiente. Aunque hubiese 100 equipos médicos como el que representamos nosotros, seríamos tan solo una gota en un océano de necesidades”, lamentó Conde emocionada en el encuentro informativo organizado por Médicos Sin Fronteras.

Ruth Conde y Nagore Eskisabel en el Club Internacional de Prensa recién llegadas de Gaza

Ruth Conde y Nagore Eskisabel en el Club Internacional de Prensa recién llegadas de Gaza / Antonio Hernández Rios

Gaza vive una situación devastadora en la que actualmente hay una población masiva en el sur porque en el norte no se puede vivir a salvo, si es que en algún sitio es posible.

“Los palestinos están viviendo en un espacio minúsculo. Rafah es una ciudad del sur de Gaza cuyo tamaño es poco más grande que el de Santiago. Pues ahora mismo allí viven un millón y medio de personas. Es impensable que puedan vivir en un espacio tan pequeño”.

La enfermera quiso puntualizar que psicológicamente es muy duro no poder mirar a la gente a la cara. “Cada persona que te veía se acercaba para contarte su historia de cómo perdió todo por la guerra. Es muy triste no poder decirles que todo va a pasar. Te rompe por dentro”.

Los suministros son escasos

El principal problema que se encuentran los médicos en Gaza es que no hay sumisnitros para abastecer todas las necesidades. “Allí las gasas no se tiran. Hay que lavarlas, esterizarlas y volver a usarlas con otros pacientes”, explica la enfermera.

Conde quiso destacar la gravedad que supone la falta de analgesia y anestésicos. “Allí hay que operar con lo que tenemos. En España es impensable que un paciente pueda tener dolor mientras le operan, y allí es el día a día”.

Operaciones sin seguimiento

Otro de los problemas es que la falta de infraestructura hace imposible el seguimiento de todas las operaciones quirúrgicas, por lo que muchos de los pacientes terminan con una infección que provoca que tengan que volver al hospital.

“Cualquier cosa puede matarte en Gaza. No hay siquiera medicamentos para la gente con hipertensión. Tampoco para los diabéticos. Allí no hay nada más que dolor”.

Y es que hay tan pocos suministros que los sanitarios alertan de que las enfermedades empezarán a ser uno de los principales factores de mortalidad en la Franja.

“Ya hemos registrado los primeros casos de Hepatitis A. Después vendrán las de tipo B y C, o el cólera. Allí la gente no se puede higienizar bien, ni tampoco alimentarse como es debido. La situación irá a peor. Y cuando lleguen estas enfermedades, no quiero ni pensar lo que pasará”.

En Gaza nunca se habían registrado casos de desnutrición antes de la guerra. Sin embargo, la cosa ha cambiado, y “si no hay un alto fuego inmediato y duradero la desnutrición crecerá de manera exponencial”.

“Nunca dudé de ir a Gaza”

La heroína camuflada bajo el disfraz de médico quiso terminar el relato de su experiencia explicando que no dudó ni un segundo a la hora de tomar la decisión de ir a Gaza. Tampoco ninguno de los sanitarios que la acompañó en la experiencia lo hizo.

“Es algo común de los médicos que trabajamos en crisis humanitarias. Tenemos el sentido de responsabilidad de darle voz a los gazatíes, que la tienen, y de ayudarlos en todo lo que podamos”.