La toxicidad de los pélets enciende el debate científico

Un grupo de la UVigo alerta de que son tóxicos y analizará el impacto en fitoplacton y zooplacton

Desde la USC, un catedrático rebaja el posible efecto adverso en humanos

Los pellets en la playa de Portiño.

Los pellets en la playa de Portiño. / Carlos Pardellas

El grupo Ecotox de Ricardo Beiras de la Universidade de Vigo ha llamado la atención sobre la toxicidad de algunos de los aditivos presentes en los pélets que están llegando al litoral gallego y de otras comunidades autónomas. Indicó que basándose en un informe de la Xunta sobre la composición de estos gránulos procedentes del barco Toconao, certifica que la base formada por PET, polietileno, es inocua pero que no lo son así otras sustancias presentes en las bolitas. Este parecer, sin embargo, no fue compartido por el catedrático Massimo Lazzari (USC) quien rebaja el posible efecto adverso en humanos mientras que la Consellería de Medio Ambiente recalcó que “no es una sustancia o mezcla peligrosa”.

En una información de Medio Ambiente, apuntaban que esperaban “contrastar” las fichas técnicas del producto que transportaba el barco” con las conclusiones definitivas de sus análisis de las bolas] que esperaban tener “en los próximos días a partir del análisis de las muestras recogidas en las costa y que está ultimando Cetim”, Centro Tecnolóxico de Investigación Multisectorial.

Por un lado, la Universidad de Vigo citó un informe registrado por la Xunta de Galicia para indicar que los pélets contienen entre un 10 y 13% de un aditivo químico “empleado como estabilizador ultravioleta” denominado UV622 (número CAS 65447-77-0). Se trata –apuntaron– de un polímero “no biodegradable” con dos componentes.

Estos serían ácido succínico y una sustancia sintética de la familia de las aminas aromáticas. El ácido, señaló la universidad viguesa, no muestra problemas a nivel tóxico; sin embargo, la segunda sustancia (CAS 52722-86-8) sí presenta toxicidad. Curiosamente, en el último informe de la Xunta no se cita expresamente este componente.

La Universidad de Vigo informó de que “está clasificada pola European Chemical Agency como sustancia con toxicidad crónica”. Esto significa, y la propia institución lo explicaba, que “solo sería tóxica en exposiciones prolongadas, lo que no es el caso de las labores de limpieza puntuales” que se están realizando ahora en las playas.

No obstante, el grupo de Beiras subrayó que era “irritante para los ojos”. Por lo tanto, en la limpieza y manejo de las bolitas se debería tener “precaución”.

El ácido succínico, señaló la universidad viguesa, no muestra problemas a nivel tóxico; sin embargo, la segunda sustancia (CAS 52722-86-8) sí presenta toxicidad. Curiosamente, en el último informe de la Xunta no se cita expresamente este componente.

En cuanto a su toxicidad, hay que señalar que para determinarla se emplea un invertebrado acuático llamado Daphnia. Desde Ecotox, escribieron que según el dossier de la Xunta su toxicidad para Daphnia “tendría una CE50 (concentración que causa un 50% de mortalidad) de 160 miligramos por litro,” lo que la catalogaría como “poco tóxica”.

Añadieron que en la hoja de seguridad del UV622 figura “unha toxicidade para Daphnia de CE50=25 mg/L, o cal en contraste co anterior o catalogaría nun nivel medio de toxicidade acuática”. En cualquier caso, apuntaron que “no es de esperar que en costas abiertas se alcancen estos niveles”.

Además, desde la Universidade de Vigo, a través del grupo ECOTOX, liderado por Ricardo Beiras, están realizando pruebas de toxicidad con modelos representativos de fitoplancton y zooplancton para saber realmente qué efectos puede generar.

Por su parte el investigador Andrés Rodríguez Seijo señaló que dicho aditivo se encuentra “en concentraciones más elevadas de lo normal” suponiendo que posteriormente sería “mezclado con polietileno virgen y diluido el fotoestabilizador (fototoestabilizador) a los niveles habituales”.

Sin saber el impacto

Añadió Seijo también que “si fuese un vertido mayor –que se sepa ha sido un contenedor-– o más cerca de costa, como pudiese ser un vertido industrial o un accidente dentro de una ría, ahí creo que ya cambiaría la cosa... pero es bastante arriesgado saber bien el posible impacto”.

Para este investigador, la duda reside en “saber qué ocurre con ese aditivo cuando se degrada con el tiempo y los diferentes factores ambientales. El problema del estabilizador es la parte aromática que es lo que tiene una toxicidad mayor”.

La visión más tranquilizadora la ofreció el catedrático de Química Física de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) Massimo Lazzari quien rechazó que los pélets sean tóxicos.

Ayer mismo, comprobó en el laboratorio la composición. “He hecho los análisis y confirman que es un polietileno con un aditivo específico, UV-622. Se usa para plásticos de uso alimenticio porque no volatiliza. Si uno se lo come, no transfiere el aditivo al estómago. De hecho, se usa para las bolsas de los supermercados, no las que están prohibidas; las que se usan por ejemplo para los congeladores”, expresa Lazzari.

Para este investigador, la duda reside en “saber qué ocurre con ese aditivo cuando se degrada con el tiempo y los diferentes factores ambientales. El problema del estabilizador es la parte aromática que es lo que tiene una toxicidad mayor”.

En cuanto a la pregunta de si son peligrosos, respondió que no. “No son tóxicos en sí. Podríamos chupar las bolitas sin problema. El asunto es que para que algo sea tóxico tienen que ser moléculas pequeñas para poder metabolizarlo. Lo que sucede es que añadirá más microplásticos a los plásticos que ya hay. Es una porquería”, añadió. Incluso rechazó que sea irritante para los ojos. “Si lo fuera, ¿se podría usar para bolsas de plástico?”, preguntó. “Estas bolitas las calientan, las moldean y producen botellas o bolsas o tapas. Son cosas en las que después ponemos cosas que se comen”, aclaró.

Otra cuestión es el efecto en peces o aves. En el caso de los primeros vio un alto riesgo de que los primeros traguen las bolitas confundiéndolas con huevas que pueden acabar atragantándolos o generando la sensación de que están saciados lo que les puede llevar a morir por falta de alimento real. Eso sí, reconoció que “si las dejamos unos años al sol” sí podría ser nocivas para el medio ambiente.

Voluntarios con pélets en la mano.

Voluntarios con pélets en la mano. / Ricardo Grobas

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El último informe realizado por Cetim, Centro Tecnológico de Investigación Multisectorial, para la Consellería de Medio Ambiente atendiendo a las fichas de seguridad de componente apunta que si bien los pélets no suponen una mezcla peligrosa sí presentan dos compuestos adicionales, uno de ellos nocivo. Se trata del CAS 6683-19-8 (un pentaerythritol tetrakis). Este fue detectado “en los análisis de migración”, un estudio que busca conocer cómo pueden afectar a la calidad de los alimentos los diferentes tipos de materiales. Indican que “se trata de una sustancia con toxicidad aguda cutánea y toxicidad acuática crónica”. Por ello, “puede ser nociva en contacto con la piel y nociva para los organismos acuáticos con efectos nocivos durareros”, recoge el informe del Cetim. No obstante, su contenido en cada bola no superaría el 0,07% de los componentes totales del pélet.

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