“Pasaste por nuestra vida y la hiciste mejor”

Unas 200 personas despiden al Hematocrítico antes de su incineración

Miguel López,en la coruñesa playa de Riazor. // Carlos Pardellas

Miguel López,en la coruñesa playa de Riazor. // Carlos Pardellas

Rubén D. Rodríguez

Tres personas hablaron en público ayer para despedir a Miguel López, el escritor y profesor coruñés conocido como El Hematocrítico, fallecido este lunes, en un acto convocado para despedirle antes de su cremación. Fue la madre de sus dos hijas, un joven escritor al que ayudó a publicar su primera novela y un amigo de la infancia que es tutor de los alumnos que López tuvo en Infantil en Esclavas. Doscientas personas le dieron un emotivo y doloroso último adiós.

“Eras una de esas personas que pasan por tu vida y la hacen mejor”. “Nadie que te haya conocido será el mismo al no estar tú”. Dos frases sencillas, recurridas cuando llega el momento de despedir a alguien para siempre, cobran una hondura dolorosa en el adiós final a Miguel López, el escritor y profesor coruñés conocido como El Hematocrítico, apodo que le hizo tremendamente popular en las redes sociales. Las frases, frenadas por las lágrimas y un temblor que impedía hablar con claridad, en voz baja, las dijeron ayer dos personas relacionadas con Miguel López en un “acto civil de despedida” convocado en el tanatorio en el que poco después fue incinerado.

Unas doscientas personas que conocían más o menos al Hematocrítico, a Miguel, amigos, familiares, seguidores de sus libros o de sus comentarios en las redes, asistieron a este acto. Un violín tocado por una joven abrió y cerró el encuentro, en el que difícilmente se pudieron contener las lágrimas, donde el consuelo para tanta tristeza fue el recuerdo íntimo que dos hombres y una mujer quisieron brindar a Miguel López y compartir desde un atril con los presentes.

Junn, autor de cuentos y novelas de género fantástico, contó que el fallecido fue “un maestro para él”. Tras el acto, contaba que se habían conocido en 2016 cuando uno era alumno y otro profesor en Esclavas, que lo primero que le dijo fue le gustaba su barba, y que lo ayudó “mucho” a la hora de publicar hace dos años su primera novela, ‘Senam Dioris’. “Me dio muchos consejos, si no es por él, no habría escrito el libro”, reconocía Junn.

Alexander conocía a Miguel desde hacía más tiempo, desde el colegio, y admite que los dos eran “muy ‘frikis’: de la música, del cine, de todo”. Fue Miguel quien promovió que su amigo entrase a dar clases en Esclavas. Hoy es tutor de estudiantes de Primaria que fueron alumnos del Hematocrítico en Educación Infantil. “Estos días los niños hemos recordado lo bien que lo pasamos contigo como profesor”, quiso compartir en el acto. La madre de las dos hijas de Miguel quiso despedirse con una mención a las niñas que tanto querían a su padre.

El cineasta y dibujante Alberto Vázquez, que colaboró en varios proyectos con Miguel López, y el humorista Víctor Grande estuvieron presentes. Hasta dos centenares de afortunados por haber sido parte de la vida del profesor y escritor coruñés se abrazaron o besaron, con lágrimas, con la mirada perdida, en la despedida de su amigo.

“No quiero dramatizar, pero de un tiempo a esta parte es complicado no dramatizar”, reflexionó ayer en X, la antigua red Twitter, el cineasta Nacho Vigalondo, gran amigo de López, con quien trabajó en Los Felices Veinte. Sus palabras las expresó a modo de “idea en forma de hilo, quizás el más importante que haga en esta red social, quizás el último”, escribió a propósito de su colaboración para un artículo publicado en este periódico, al que contó que El Hematocrítico “se convirtió en muy poco tiempo en el internauta ideal”. “Gracias a su entusiasmo, generosidad y sentido del humor acabó cultivando una red de amistades y colaboradores, que a día de hoy causa estupor”.