Copaternidad: tener un hijo sin vínculo amoroso se abre paso

Mujeres y hombres buscan con quien tener descendencia pero sin ser pareja en aplicaciones similares a Tinder | Una tiene 300 usuarios y ha propiciado el nacimiento de dos bebés y tres están en camino

Unos padres con su bebé.

Unos padres con su bebé.

Patricia Martín

La copaternidad, que dos personas que no mantienen un vínculo afectivo tengan un hijo en común, se está abriendo paso a rebufo de la crisis de la pareja tradicional –se dan casos de amigos que, de mutuo acuerdo, deciden ser padres y compartir la crianza y la custodia– y de la revolución tecnológica, que ha amplificado el fenómeno.

Es indudable que las nuevas tecnologías facilitan que personas con deseo de ser padres y madres, pero que no tienen pareja, encuentren a una persona con la que comparten afinidad, gustos, principios e intenciones sobre cómo afrontar la paternidad, hasta el punto de tener un hijo en común, normalmente mediante la reproducción asistida. En el caso de las mujeres es indudable que existe la posibilidad de ser madre sola, pero hay quien prefiere encontrar un ‘copadre’ o ‘comadre’ con quien compartir las alegrías pero también las múltiples responsabilidades que implica tener un hijo.

También se da la coparentalidad entre hombres gais –con o sin pareja– que buscan a una mujer que les complemente y ejerza como madre, aunque sin la compensación económica y la utilización del cuerpo de la mujer que conlleva la maternidad subrogada. O, al revés, una –o dos– lesbianas que buscan a un padre.

Webs y empresas

En España existen varias páginas web que facilitan la copaternidad. Algunas son una especie de Tinder, que permiten elegir entre las personas inscritas y chatear con ellas en busca de la persona adecuada. La empresa Copaternidad va un poco más allá y busca unir a dos personas a través de encuentros personales y asesoría, con el fin de que se “establezcan unas bases sólidas de confianza y unión antes de dar el paso de intentar el embarazo”, según explica su impulsora, Carmen Balaguer.

Como mínimo, la empresa aconseja que las personas con afinidad tengan varias citas semanales durante más de seis meses y conozcan a los entornos respectivos, con el fin de tener una idea más completa de cómo es la persona con la que compartir la paternidad. Balaguer fundó Copaternidad en 2021, ahora tiene unos 300 usuarios (que pagan para poder acceder a los servicios que se ofertan) y en este tiempo han nacido dos bebés, aunque en uno de ellos el copadre inició la búsqueda a través de la empresa aunque finalmente ha tenido el hijo con una amiga. Además, hay tres ‘comadres’ embarazadas.

La mayoría de los usuarios de esta comunidad son personas de 38 años de media que o bien no han encontrado a la persona con la que llevar a cabo su deseo de ser padres o han roto con una pareja con la que llevaban muchos años, no han tenido hijos y no se ven capaces de encontrar otra antes de que caduque el reloj biológico. También predominan chicos homosexuales. Y, la mayoría, según Balaguer, son personas con capital sociocultural.

Dificultades

No obstante, la copaternidad no es sencilla ni un camino de rosas. De entrada, aunque internet facilite el contacto, al igual que sucede en las relaciones amorosas, no siempre se encuentra a la persona adecuada. Además, si se atina, en ocasiones se han iniciado la búsqueda tan tarde que la reproducción asistida falla.

Y, tras el nacimiento del bebé, por mucho que se tenga hablado dónde vivirá, cómo se le educará o a qué tipo de colegio irá, pueden surgir tantos conflictos que los juristas aconsejan que antes del nacimiento se redacte un acuerdo privado sobre cuestiones relativas a la crianza y, una vez que nazca el bebé, que se firme un convenio regulador, que recoge medidas sobre la custodia, la patria potestad, el régimen alimenticio o la vivienda y que se registre ante un juez. La inscripción del niño en el Registro Civil es similar a la de las parejas no casadas, no es un planteamiento jurídico novedoso.

No obstante, la ley no regula la copaternidad como tal y es un tipo de vínculo que ni siquiera se mencionaba en la extinta ley de familias que se gestó la pasada legislatura y uno de sus fines era precisamente reconocer los nuevos modelos familiares.

Falta de regulación

Ante la falta de regulación, María Dolores López Muelas, vocal de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), recomienda que siempre se firme el convenio regulador, dado que ella ha llevado varios casos de copadres en conflicto y ha visto desde progenitores que, una vez nacido el niño, tienen que reclamar la filiación, hasta padres que se desatienden, entre otros problemas.

Por ello, los abogados de familia reclaman una reforma del Código Civil con el fin de introducir la copaternidad y otras filiaciones novedosas en el ordenamiento jurídico, de forma que se las dé seguridad jurídica.

En opinión de Máximo Peña, psicólogo experto en perinatal, la copaternidad es un “experimento social que, aunque no es absolutamente novedoso, las tecnologías lo facilitan y puede salir bien o mal”, debido a las complejidades que implica. Una de ellas, que también se da en las parejas divorciadas, es dónde vive el menor, si se opta por una única casa o el niño tiene que ir y venir entre dos casas.

Javier Urra

Otra dificultad son las parejas de los respectivos copadres. “Puede que se dé el caso de que ambos tengan pareja sentimental y ese niño tenga cuatro figuras referentes, que le blinden su tiempo, su amor, sus recursos, pero puede ser que entren en competencia por sus cuidados o que el niño sienta como una pérdida si se da una ruptura y deja de tener contacto con alguna de las parejas de sus padres —señala el autor de ‘Paternidad aquí y ahora’–. Es un tema muy complejo que conviene estudiar”,

En su opinión, no obstante, la clave del éxito de este modelo familiar es “tener siembre en mente las necesidades del niño”.

Más crítico se muestra Javier Urra, también psicólogo y primer Defensor del Menor en Madrid. Urra considera que la copaternidad “no respeta el interés superior del menor” porque “ser padres conlleva coincidir, comprometerse, ser una imagen y un ejemplo para los hijos”. “Me pregunto si la copaternidad no tiene algo de egoísmo y de algo que es muy propio de esta sociedad, la individualidad sumativa”. “Soy contrario a la copaternidad pero muy favorable a la adopción y al acogimiento”, precisa.

“Tener un bebé es un trabajo en equipo”

Paula tiene 40 años y desde hace dos años lleva dándole “muchas vueltas al tema de la maternidad”. Siempre ha pensado que tendría una pareja estable e hijos pero ha llegado a los 40, el reloj biológico hace ‘tic tac’ y no ha encontrado a nadie “óptimo” con el que llevar a cabo su deseo de ser madre. Se ha planteado ser madre soltera, pero le “asusta” tener la responsabilidad en solitario, por lo que desde hace tres meses busca a un hombre con el que compartir la crianza a través de la empresa Copaternidad, que se dedica a poner en contacto a personas que desean ser padres y madres, sin tener una relación sentimental. La copaternidad es un modelo de familia minoritario en el que dos personas que no tienen un vínculo amoro deciden compartir la concepción y crianza de un hijo en común. Esta modalidad se está abriendo paso en España gracias en buena parte a las nuevas tecnologías, que posibilitan que personas que desean ser padres y madres por esta vía se conozcan y acuerden cómo llevarlo a cabo. En la mayoría de los casos, mediante la reproducción asistida. A través de la citada empresa, ya ha nacido un niño en España y hay otros tres en camino.

La logística

Paula (que prefiere no revelar su verdadero nombre) está “esperanzada” de poder encontrar a esa persona que “cuadre” con ella en la “logística, en cómo llevar a cabo la crianza y en cómo repartir la responsabilidad”, aunque es consciente de que “es todo un reto y un trabajo arduo”. En estos tres meses ha conocido a dos candidatos a ‘copadres’, pero con el primero no ha habido “feeling” porque “no tienes afinidad cien por cien con todo el mundo” y él quería tener dos hijos y ella está interesada en uno. Con el segundo se están conociendo y también quedará con un tercero. “Lo vamos a ir viendo”, explica. La empresa Copaternidad aconseja a los candidatos que se conozcan durante, al menos, seis meses y que tengan algún contacto también con sus respectivas familias y amigos, para así tener una idea más firme de cómo es la otra persona y cómo podría ser la paternidad compartida.

La responsabilidad

Paula prefiere esta opción que la maternidad en solitario porque tiene claro que tener un hijo conlleva “una gran responsabilidad y entre dos personas puede ser más fácil”. “Es un trabajo en equipo y creo que la copaternidad es lo más parecido a una familia. Además, pienso que si me pasa algo, al menos el niño o la niña tendrá a alguien que le quiera tanto como yo”, reflexiona. No obstante, reconoce que ha sido “complicado romper con lo estándares de la familia tradicional” y aventurarse en este proyecto. Y admite que le “preocupa” cómo llevar a cabo la crianza pero de la misma qe le “preocuparía ser madre con una persona de la que estuviera enamorada”. “La cuestión -opina- es encontrar a alguien que tenga la madurez y responsabilidad para llevar a cabo un proyecto en común”. En su entorno, su familia y amigos más cercanos, la apoyan y también les “convence más la copaternidad que la maternidad en solitario”.