La conducta suicida en niños y adolescentes aumenta un 3.376% en la última década

Es el primer motivo de consulta de los menores en casi 30 años de las líneas de ayuda de la Fundación ANAR | La entidad atendió 217.693 peticiones de ayuda; 3.000 de Galicia

Un adolescente, con síntomas de depresión.

Un adolescente, con síntomas de depresión. / FdV

La conducta suicida en niños y adolescentes se ha convertido en un “auténtico tsunami”. Según el “Informe Anual 2022 del Teléfono/Chat” de la Fundación ANAR, ésta se ha multiplicado por 34,8 en la última década, lo que supone una tasa de crecimiento del 3.376% y la convierte en el principal motivo de consulta de los menores de edad por primera vez en los casi 30 años de las líneas de ayuda de esta entidad, dedicada a la promoción y defensa de los derechos de los menores. Además de la ideación e intentos de suicidio, que representan el 17,5% de las peticiones de ayuda de los menores, los principales motivos de consulta están relacionados con otros problemas psicológicos (16,6%), autolesiones (9,8%), maltrato físico (9,3%) y acoso escolar (7,4%). Este último también experimentó un incremento notable: un 19,1% con respecto a 2021.

La Fundación ANAR recibió en 2022 un total de 217.693 peticiones de ayuda, de las cuales 17.896 fueron casos graves que requirieron orientación psicológica, jurídica y social, una cifra que casi se ha duplicado en los últimos seis años. Según la memoria de ANAR, realizada por su Centro de Estudios e Investigación, 3.022 de estas llamadas procedían de la comunidad de Galicia. Asimismo, realizó 4.923 intervenciones urgentes en situaciones de riesgo y extremas, como intentos de suicidio iniciados, agresiones sexuales o maltrato físico, que suponen una media de 13 al día, cuando hace seis años no llegaban a tres diarias. Además, llevó a cabo 74.428 derivaciones a recursos profesionales de protección del menor (204 al día) por parte de sus departamentos jurídico y social.

La mayoría de los problemas referidos por los usuarios de las líneas de ayuda ANAR han tenido urgencia, gravedad y frecuencia alta. El padecimiento sufrido se ha venido prolongando, en un 56,6% de los casos, más de un año.

Por su parte, las principales consultas del teléfono para familias y centros escolares fueron por maltrato físico (12,6%), maltrato psicológico (11,6%), agresión sexual (9,4%), abandono (7,3%) y violencia de género (7,1%). En concreto, se atendieron 3.045 casos de maltrato físico y psicológico, 3.471 casos de violencia de género y 1.088 casos de agresión sexual.

Otros problemas que han aumentado respecto a 2021 son la ansiedad, que se ha incrementado un 96%; la tristeza o depresión (55%); los trastornos de alimentación (291%); la baja autoestima (494%); o los complejos (350%).

De las consultas de niños y adolescentes, 7 de cada 10 casos son de mujeres mientras que los varones lo hacen en menor medida 26 1. Respecto a las realizadas por adultos, más de la mitad 54 8 son de mujeres y cuatro de cada diez 42 9 de varones, aunque la diferencia porcentual entre ambos es menor.

Por primera vez desde que se puso en marcha el teléfono en 1994, el bloque de los problemas de salud mental supera al de la violencia, representando casi la mitad de las consultas realizadas por menores de edad (45,1%). El año pasado, atendió 7.928 consultas por ideación suicida e intentos de suicidio, que representaron 4.554 casos en los que “salvó la vida” a niños y adolescentes.

Los casos de autolesiones, que se han multiplicado por 45,7 en esta década (con una tasa de crecimiento en los últimos once años de 4.468%), pasando de 71 casos en 2012 a 3.243 en el año 2022, son, según el informe, un “fenómeno íntimamente relacionado con los intentos de suicidio, por su alta probabilidad de desenlace fatal cuando los niños y adolescentes cambian de procedimiento”.

El director técnico de la Fundación ANAR y portavoz, Benjamín Ballesteros, considera que “la conducta suicida es un auténtico tsunami” que no pueden dimensionar aún “porque crece cada año” y que “está directamente relacionado con la soledad, el uso de la tecnología y cómo se está informando sobre la conducta suicida”.

El informe también advierte de que la violencia ejercida contra los menores en sus distintas manifestaciones no desciende y sigue siendo el principal motivo de llamada de los adultos (en seis de cada diez consultas) y ocupa el segundo puesto en las peticiones de ayuda de niños y adolescentes (34,7%). Asimismo, la violencia de género sigue creciendo de manera continuada desde hace trece años (se ha multiplicado por 16,5), con 3.471 casos atendidos en 2022. El tipo de violencia de género que más crece (un 13,2%) es la que se ejerce contra adolescentes. En cuanto a las agresiones sexuales, atendió 1.088 casos y 3.045 casos de maltrato físico y psicológico.

ANAR tiene, entre otras líneas, el teléfono de ayuda a niños y adolescentes: 900 20 20 10, el teléfono ANAR de la familias y centros escolares: 600 50 51 52 y un chat: chat.ANAR.org.

“La resaca del COVID y un sistema colapsado están siendo catastróficos”

Daniel Nova

— Psicólogo

Daniel Novoa.

Daniel Novoa. / DANIEL NOVOA, PSICOLOGO.

El psicólogo vigués Daniel Novo aboga por reforzar los servicios de salud mental en la sanidad pública y por la concienciación social como puntos de partida para frenar el alarmante aumento de la conducta suicida en los menores. “La resaca del COVID, unida a la falta de hábitos de vida saludables y a un sistema de salud mental colapsado y basado en la medicación, está siendo catastrófica”, sostiene.

Según el Colegio Oficial de Psicología de Galicia, la ratio de profesionales de psicología en el Sergas es de 4 por cada 100.000 habitantes y el tiempo de espera para una primera consulta se aproxima a los seis meses. “Los servicios de atención mental tienen mucho que mejorar. Sólo las personas que se pueden pagar una atención psicológica pueden acceder a un servicio de calidad, a pesar de los grandes profesionales que están en la pública. Sin embargo, la ratio de psicólogos por cada 100.000 habitantes sigue siendo irrisoria”, afirma.

En su opinión, la puesta en marcha de medidas como campañas de concienciación dirigidas a los adolescentes también pueden tener un gran impacto. “Enseñarles a detectar la depresión es una asignatura pendiente. Dar algunas pautas a los padres para saber cómo pueden ante estas situaciones sería otra de las medidas que podrían ayudar. Y, finalmente, dar formación a los orientadores de los centros para que sepan actuar de forma adecuada ante sospechas o indicadores que puedan llegar de otros alumnos o profesores”, dice. En cuanto a las señales que pueden alertar de la ideación del suicidio, Novoa destaca las conductas extrañas en diferentes contextos, sobre todo de desmotivación, y otras más evidentes, como las autolesiones, “un problema que ha aumentado mucho en los últimos años” y del que también alerta el informe de ANAR.

El psicólogo recuerda que el adolescente se comunica mucho mejor con sus iguales, por lo que entiende que concienciar a éstos de la importancia de transmitir cualquier sospecha a los adultos más cercanos, ya sean los padres del amigo, el profesor o cualquier otro adulto que pueda comunicarle a los padres la gravedad de la situación también podría contribuir a ayudar a los menores con conducta suicida. “Es fundamental saber qué actitud puede ayudar a un adolescente a abrirse y aquí es donde las habilidades del adulto para saber cómo entrar al adolescente cuando hay alguna sospecha resultan fundamentales. No juzgar, comprender y tratar de ser de utilidad son las actitudes iniciales recomendadas. El siguiente paso sería seducir con la idea de dejarse ayudar”, explica.

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