Sesenta minutos sin luz para mantener la del planeta

Edificios y monumentos emblemáticos de 30 concellos de Galicia se quedarán a oscuras durante La Hora del Planeta

Una imagen de la Tierra tomada desde el espacio

Una imagen de la Tierra tomada desde el espacio

No hay un minuto que perder. El último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), el más completo desde el Acuerdo de París en 2015, es categórico: el mundo se acerca rápidamente a niveles catastróficos de calentamiento y los objetivos climáticos están lejos de cumplirse a menos que se tomen medidas inmediatas y radicales. Para reclamar más acción frente a la crisis climática y darle una posibilidad de futuro a la vida en el planeta, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) invita, un año más, a ciudadanos, instituciones y empresas a sumarse a La Hora del Planeta, sesenta minutos sin luz (de 20.30 a 21.30 horas) para llamar la atención sobre el problema del cambio climático y la pérdida de biodiversidad.

En Galicia, más de treinta ayuntamientos se han sumado a esta acción, en la que participan más de 200 países de todo el mundo. Así, en Vigo se apagarán las luces de las sedes del Concello y de la delegación de la Diputación, el monumento de la Plaza de España, la pérgola de As Travesas y las fuentes de las calles Aragón y Gran Vía; la sede del Parlamento de Galicia, en Santiago; los ayuntamientos de Cambados, Marín, Tomiño, O Porriño y Nigrán; la sede de la Diputación Provincial de Pontevedra, el palacete de las Mendoza, los puentes de las Corrientes y de los Tirantes, y la pasarela peatonal de la isla do Covo en Pontevedra; el paseo de Silgar y el puerto deportivo de Sanxenxo, y el puente romano de Ourense.

Organizaciones científicas como la Sociedad Española de Ornitología-SEO/BirdLife, la Sociedad Española para la Conservación y Estudio de los Mamíferos-SECEM, el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC (CCHS); universidades; entidades como la ONCE, y empresas participan también en esta iniciativa, que se inició en 2007 en Sídney y que este año plantea, por segundo año consecutivo, un nuevo reto: “Darle una vuelta al planeta”, que consiste en sumar pasos y kilómetros para demostrar que con el esfuerzo de todos se puede ganar la carrera al cambio climático.

WWF recuerda que el IPCC urge a reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero en un 43% para 2030 y en un 60% para 2035 para llegar a cero neto emisiones a mediados de siglo y evitar que la temperatura global supere el peligroso punto de inflexión de 1,5° C. WWF insta a los gobiernos a prestar atención a las advertencias del informe y actuar rápidamente para implementar sus recomendaciones y limitar los impactos de la crisis climática.

Medidas valientes

El ciudadano también tiene su parte de responsabilidad en el futuro del planeta. “La suma de muchas acciones da un resultado”, sostiene el activista gallego Rubén Pérez, miembro de la Fundación Franz Weber de protección a los animales y a la naturaleza. Esta fundación defiende que para esquivar la catástrofe climática no solo es necesaria la transición hacia energías limpias, sino también la transición proteica, que consiste en pasar a un modelo alimentario que prime el consumo de vegetales.

“El IPCC ya advirtió en informes anteriores que la ganadería tiene un impacto sobre la crisis climática porque genera muchos gases de efecto invernadero. Es, además, un sistema ineficiente y que crea grandes desequilibrios porque mientras generamos carne a bajo precio para Europa, la sequía arrasa África”, afirma.

Según este activista, cada vez hay más concienciación social sobre la necesidad de actuar contra el cambio climático. Sin embargo, el papel que juegan industrias como la ganadería en la crisis climática no está tan extendido, aunque está convencido de que también ha comenzado un cambio de mentalidad en este sentido y que el futuro pasa por ese cambio de consumo alimentario. Iniciativas como la Semana sin Carne contribuyen a este cambio.

Pérez también aboga por que los gobiernos del mundo adopten medidas para frenar el calentamiento global cuando aún hay tiempo de mitigar sus efectos. "Se necesitan soluciones valientes", sostiene.

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