El otoño, que comenzará el próximo viernes 23 de septiembre a las 03.04 hora peninsular, dejará menos lluvias, sobre todo en el centro y oeste peninsular, donde más sequía hay, y temperaturas por encima de lo normal, tras el verano más cálido en los últimos 61 años. La costa gallega fue una de las pocas zonas que eludió esta tendencia.

Durante la rueda de prensa para presentar la predicción estacional del otoño y el análisis climático del verano, el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rubén Del Campo, avanzó que el trimestre octubre, noviembre y diciembre será más cálido de lo habitual en toda España, y de manera más “robusta” en la vertiente mediterránea y Baleares. Esta tendencia “cálida” podría alargarse durante los primeros meses del próximo año, incidió el portavoz, y ha anunciado que este otoño lloverá menos de lo habitual, con mayor incidencia en el noroeste peninsular.

A la presentación asistió por primera vez la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que dijo que este verano “ha sido particularmente cálido y seco” e incidió en la necesidad de anticiparse a los fenómenos meteorológicos extremos porque “a mediados del siglo nos podríamos estar enfrentando a veranos insoportables”.

42 días en ola de calor

El verano de 2022 registró las temperaturas más elevadas desde, al menos, 1961, superando holgadamente al de 2003, el más cálido hasta ahora, según consta en el balance de la Aemet. Este verano hubo 42 días en los que España estuvo en situación de ola de calor, es decir, casi la mitad de la estación, dato que multiplica por tres el promedio anual de la década pasada (14 días) y por seis el de las décadas anteriores.

Del Campo señaló que la temperatura media del trimestre –junio, julio y agosto– fue de 24 grados, es decir, 2,2 grados superior al promedio normal por lo que se ha tratado de un verano “extremadamente cálido”, el de mayor temperatura media de la serie histórica, superando por 0,4 grados al de 2003, el más cálido hasta la fecha.

El carácter extremadamente cálido abarcó casi toda España, con la excepción de la costa de Galicia y Asturias, el extremo occidental de Andalucía y algunos otros puntos aislados, donde tuvo un carácter muy cálido. En Baleares el verano fue extremadamente cálido en Mallorca y muy cálido en el resto de las islas, mientras que en las Canarias resultó en conjunto muy cálido.

Se contabilizaron tres olas de calor: la primera, entre el 12 y 18 de junio, fue la segunda más temprana desde que hay registros; la segunda, entre el 9 y 26 de julio, extraordinaria en cuanto a duración (con 18 días, fue la segunda más larga de la serie) y extensión (afectó a 43 provincias, máximo histórico) y fue la más intensa de todas las registradas en España. La tercera ola de calor, entre el 30 de julio y 15 de agosto, fue la tercera más duradera, con diecisiete jornadas.

Del Campo explicó que si se dispusiera de registros históricos climáticos, probablemente “este habría sido el verano más cálido en los últimos 100 años”.

Por otra parte, la temperatura del agua del Mediterráneo superó los 31 grados centígrados en los meses en el trimestre junio-agosto, según los datos recogidos por la red de boyas de Puertos del Estado, que detectó una máxima histórica en la boya de Dragonera (Islas Baleares) de hasta 31,36ºC el 24 de agosto. El Atlántico no alcanzó récord históricos, pero sí se superaron los máximos de los meses de julio y agosto en el Cantábrico y Canarias.