Tras seis años de trabajo arduo, la película gallega de animación “Unicorn Wars” (Las guerras del unicornio) se estrenaba ayer en el festival de cine de animación más importante del mundo, Annecy, en Francia. Junto a “Los demonios de barro” son las representantes gallegas y únicas españolas que este año compiten en la sección oficial.
Se trata de un “hito histórico; es la segunda edad de oro del cine de animación gallego tras ser pioneros a principios de siglo en la animación 3D como referencia mundial”, señalaba ayer a este diario el productor gallego de “Los demonios de barro”, Xosé Zapata: “Hay países que no tienen ninguna representación este año y Galicia tiene dos. Estar en Annecy garantiza que nuestra película llegue a cines españoles y lusos en octubre; en septiembre en Francia y un recorrido, esperemos, espectacular por festivales de todo el mundo”.
Solo 20 filmes de los de 240 enviados han sido elegidos para la sección oficial, la que compite por los galardones que se darán a conocer mañana sábado.
Desde Annecy, ayer, Alberto Vázquez se mostraba pletórico. Este coruñés –con dos premios Goya a mejor corto de animación por “Birdboy” y “Decorado” y uno a la mejor película de dibujos con “Psiconautas”– celebraba con su equipo una fiesta.
“Unicorn Wars” nació como cómic hace 13 años; después se convirtió en corto con el título “Sangre de unicornio”, premiado en el Festival de Cans donde asombró.
Esa idea se retoma en este largo que en otoño llegará a los cines españoles y se verá también en las pantallas grandes de otros países: en noviembre, en Francia.
“En 2017, decidí expandir la historia del corto “Sangre de unicornio” para mezclar mi universo de autor con el cine bélico, lo religioso y mitológico. De ahí que diga que este filme es una mezcla de ‘Apocalypse now’, ‘Bambi’ y ‘La Biblia’”, señala Alberto Vázquez.
En los primeros minutos asistimos a imágenes de impacto de una pequeña unicornio en busca de su madre para pasar al Campamento corazón, formado por ositos reclutas que no tienen nada de amorosos: están siendo adiestrados bajo una ultrajante y dura instrucción que persigue matar unicornios para beber su sangre y ganar belleza y reconocimiento.
“Esta película –reflexiona el cineasta– habla de una guerra externa entre los ositos y unicornios. Los primeros viven en una sociedad muy militarizada y religiosa que quiere controlar la opinión pública y conquistar un territorio que considera suyo. En realidad, muestra una guerra interna entre dos hermanos, Gordi y Azulito, por el amor de su madre”.
Además, se entrecruzan otras temáticas universales como la ecología, el origen del mal, el acoso, el bombardeo social sobre qué hacer para no ser un fracasado. Vázquez califica el filme de “iconoclasta”: “Presenta muchas capas. A pesar de que juega con elementos infantiles como los unicornios y los ositos tiene fuertes contrastes. Los osos son una metáfora de la sociedad humana; son violentos, cínicos, representan la peor parte del humano y los unicornios defienden la naturaleza”.
Vázquez subraya que cuando comenzaron a realizar la película “no imaginábamos un conflicto como el actual en Ucrania. Pensaba que este tipo de contiendas pertenecían al pasado en Europa”.
Si “Unicorn Wars” ha precisado la colaboración entre equipos gallegos, vascos y galos, el otro largometraje gallego que opta a premio en Annecy estos días, “Los demonios de barro” se ha sustentado también en el trabajo de grupos vascos y portugueses, bajo la dirección del luso Nuno Beato”. Como representante gallego, el productor Xosé Zapata, ganador de un Goya este año con su corto “The monkey”.
“En Galicia se hizo –explica– todo el trabajo de construcción de muñecos que se desarrolló en nuestro estudio en Arteixo durante un año. El rodaje se hizo en Lisboa también con personal gallego mientras que la producción se realizó en Bilbao por el equipo que ganó un Goya a los mejores efectos especiales por ‘El hoyo’”.
En este filme, de stop-motion, se construyeron más de 50 muñecos. “El coste por unidad rondó los 20.000 euros, hechos interiormente por mecanismos complejos de estructuras y construidos con moldes de silicona especial. Es un trabajo muy laborioso. Tuvimos que traer técnicos de Italia y Reino Unido conformando con los gallegos y otros españoles un equipo de 25 personas”, explica Xosé Zapata.
A mayores, está interpretada por actores gallegos: Isabel Naveira, Monti Castiñeiras, Ledicia Sola o Celso Bugallo. Este último incluso pone voz a su personaje en la versión en portugués.
La historia de “Los demonios de barro” transcurre en la raia, en la zona de Bragança. Trata de una chica que vive en la ciudad estresada por su carrera profesional. La noticia de la muerte de su abuelo le hace click. Retorna a la aldea, a la casa del abuelo donde se reencuentra con su pasado y consigo misma. “Es una historia muy habitual en Galicia sobre el abandono del rural. Está salpicada por unos personajes-fantasía basados en los demonios de Barcelos que van contando el pasado del abuelo. Es una historia muy bonita para todos los públicos”, resalta Zapata.