Ciencia
Científicos que estudiaron el virus pariente del Ébola hallado en Asturias destacan su “bajo riesgo” en humanos
Medio Rural recalca que en la cueva de Peón donde se hallaron los murciélagos infectados está prohibido el paso salvo para solicitudes expresas
![Imagen de un ejemplar de murciélago.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/0b395e2a-b1d2-4ac6-9ab3-e1a5d0818647_21-9-aspect-ratio_default_0.jpg)
Imagen de un ejemplar de murciélago. / Shutterstock
A. Rubiera
El virus Lloviu (LLOV), un pariente próximo del ébola, encontrado en 2002 en cadáveres de murciélagos en la cueva de Peón, en Villaviciosa (Asturias) –de la que el virus cogió el nombre– es un viejo conocido de Ana Negredo. Farmacéutica de formación, científica titular del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III, Negredo formó parte del equipo español que desde los primeros momentos investigó sobre el virus, logrando en 2011 su secuenciación genética y siendo los primeros en advertir que se trataba de un filovirus con muchas similitudes con el ébola.
Ahora el LLOV está de vuelta a la actualidad por la publicación que ha hecho en la revista 'Nature Communications' de un trabajo avanzado, realizado en Hungría, con la principal novedad de que se ha podido aislar el virus en murciélagos vivos. También se verifica que se trata de un virus con capacidad de infectación a humanos.
Negredo no titubea cuando se le pregunta qué riesgo cree que hay de que el LLOV pase de un murciélago infectado a un humano y genere enfermedades. “Hay un riesgo de transmisión muy bajo. Y lo sabemos porque hemos analizado la sangre de personas que han estado en contacto muy directo con los murciélagos en el año 2002, –que fue cuando aparecieron las muertes masivas y lo que desencadenó el estudio– y no se infectaron. Hablamos de población de alto riesgo, como era quienes manipulaban, cogían o estudiaban a esta especie. Y en ellos no evidenciamos la presencia de anticuerpos del virus. O sea, que el riesgo de transmisión del virus al humano es hoy en día muy bajo, por no decir bajísimo”. Añade la experta, además, otro dato reseñable, como es que “conocemos que infecta células humanas porque se ha forzado en el laboratorio con altas concentraciones del virus; pero en la naturaleza la realidad es otra”. Por eso mismo “no hay una alerta sanitaria con este virus, porque lo que hemos ido avanzado en los estudios son una prueba fehaciente de que el paso del virus del murciélago al humano no es fácil”.
Pero esa alerta, o cierto nivel de acongoje, sí que lo hubo hace años. “En el momento en que detectamos el virus, que fue en el 2006, vimos que era similar a un filovirus, que es parecido a ébola, y ahí surgió la inquietud si podía ser patógeno como él. Pero, digamos, que al ir abordando el paisaje general, la alerta se rebajaba. Por ejemplo: ni en Asturias, ni en Cantabria –donde también se encontraron murciélagos de la misma especie muertos en circunstancias semejantes– había habido sospechas de alguna enfermedad sin etiología con manifestaciones similares al ébola”. Eso sí, se transmitió la información a las autoridades oportunas y se trabajaba con pies de plomo.
Dice Negredo que de la investigación húngara se destilan algunos datos de importancia, como el hecho de que se verifica que “el virus no es exclusivo de la Península Ibérica y eso es un hito importante porque no se sabía si circulaba por otros países”. También que al haberse detectado en murciélagos vivos, “es una cierta evidencia de que esa especie de murciélagos pueden ser el animal en el que el virus se mantiene en la naturaleza, es decir el reservorio. Pero hacen falta más estudios para ratificarlo”. Estudios al LLOV seguro que no le van a faltar.
Por su parte, en la Consejería de Medio Rural del Principado han confirmado el conocimiento que se tiene, desde hace años, de los estudios que se estaban haciendo sobre población de murciélagos infectada en la Cueva de Lloviu. Y, pese a que algunos informes llegaron a sugerir que debía bloquearse el paso a cualquier persona mientras no se tuvieran certezas del riesgo, no se hizo porque “hay un cartel desde hace años que prohíbe el paso, por ser una zona de Reserva Natural Parcial, y salvo para los animales que no saben leer, es muy claro para las personas”. Eso sí, los investigadores pueden solicitar permisos para acceder a la cueva y no han tenido ni tendrá problemas para el paso.
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