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El juego artístico de un grande de la escultura

Leiro inaugura su primera exposición en un museo en Vigo | Se puede visitar en el MARCO hasta octubre

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Leiro posando junto a una pieza donde la lucha por el equilibrio es protagonista. / RICARDO GROBAS

Es uno de los grandes escultores contemporáneos en España, reconocido incluso en Estados Unidos. Ayer, Francisco Leiro –miembro de la Academia de San Fernando– cumplía su sueño de tener su primera exposición individual en museo en Vigo, la ciudad a la que ha dotado de un triángulo de significado artístico conformado por el Sireno, el Nadador y el Bañista. Hasta el 16 de octubre, el MARCO acogerá “O antropomórfico, 1986-2022”, una muestra que recorre sus diferentes etapas.

Francisco Leiro conquista el MARCO con su exposición más personal

Francisco Leiro conquista el MARCO con su exposición más personal R. V.

Entre las piezas, figuran varias creadas para la exposición como “Home de pau”. Su imponente altura de cuatro metros recibe a los asistentes que quedan impresionados por esta talla expresionista –exagerada– en un carballo do país, de 300 años, elegido por el propio Leiro para la obra.

Cuando estén frente al “Home de pau”, fíjense en la manera cruda en la que Leiro lo muestra, sin barniz, subrayando el impacto de algo tan sencillo como complejo: dejar constancia del pulso del artista frente a la madera.

En esa misma sala, otras dos grandes esculturas dialogan con la anterior. Llama especialmente la atención la denominada “Simeón ceboleiro”, en honor al asceta que tuvo que pasar 37 años en una plataforma sobre una columna. En la reinterpretación de Leiro, nuestro Simeón gallego cambia la columna por un tubérculo, una cebolla, quizás, aunque para otros ojos también puede ser una calabaza o una cabeza de ojo. Es la única pieza de la exposición que se vincula con la mitología.

“Naturezas mortas” y, al fondo, “Escorredoiras”. / RICARDO GROBAS

Tanto con este personaje ‘ceboleiro’ como con los dos relieves en las paredes a modo de falsas ventanas, se muestra ya una pista del leitmotiv de la obra de Leiro: el juego. Al respecto, el artista de Cambados reconocía ayer que “o xogo sempre está na escultura” y que busca siempre establecer esa relación lúdica entre pieza y público, lo que demuestra la vertiente socarrona de este genio del arte contemporáneo actual.

Pero no solo el juego importa en esta exposición. Volumen, equilibrio y escala estructuran los vértices del triángulo expositivo de Leiro. Si con el volumen y la escala juega en cada sala con las piezas para que dialoguen o se desentiendan, con el equilibrio experimenta en obras que son monumentos en la lucha contra la gravedad, como la colosal figura antropomórfica a punto de desmayarse. Para evitar que se desplome, el artista ha movido el centro de gravedad fuera del eje de la figura, todo un reto artístico salvado con maestría.

Leiro posando junto a una pieza donde la lucha por el equilibrio es protagonista. RICARDO GROBAS

“O xogo sempre está na escultura”

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Aunque la muestra no es una retrospectiva, tal y como aclaró el director del MARCO, Miguel Ángel Fernández-Cid, en la presentación, en la que también intervino el alcalde de Vigo, Abel Caballero, sí se puede ver la evolución del artista en su carrera.

Entre los motivos de las piezas, se incluye también la naturaleza, en concreto, el río Miño, con una obra mostrada años atrás en Madrid. En ella, se establece otro juego con el espectador al esconder un motor fuera borda en la pieza. “É unha chiscadela ao mundo máis secreto da fronteira, da raia. É unha escultura cunha mensaxe máis crítptica”, conectada con el contrabando que durante tiempo caracterizó la frontera galaico-lusa.

A su lado, se muestran otras piezas nuevas, reinterpretaciones de otras de antaño: “Agrelado” y “Agrelada”. Con estos personajes encapotados, “aseméllanse aos saións, aos xuíces que te observan, que te enxuízan”. Preguntado si él es el juez o el juzgado, Leiro respondió: “En todo caso, o xuíz serei eu que fun quen as fixo. É unha mirada irónica ao mundo. Cando un se disfraza no entroido tes a sensación de ter poder sobre os demais porque estás escondido. Estás sendo voyeur”.

Leiro, Caballero, Cid y el edil de Cultura, Abel Losada (i-d). / R. GROBAS

Impresionantes son también son las piezas inspiradas en la escultura precolombina, “Escorredoiras”, de vivo colorido y que se conectan con el arte azteca, apoyadas en tres pies como la cerámica precolombina que conoció en un viaje a México.

Inevitable es también fijarse en la estatua del panóptico, de 2,50 metros y de hierro fundido, “Dama de Navalcarnero”. Con ella, Leiro busca desarropar la escultura del tradicional academicismo para volverla más terrenal.

A pocos metros de ella, ayer, Caballero resaltaba el arte de Leiro y en especial al Sireno, del que destacó que ha tomado “vida propia” en Vigo haciéndose un hueco en el corazón de los vigueses.

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