“¿Qué significa ser feliz? Cuidado con las definiciones que damos cada uno porque si ponemos la meta en algo inalcanzable no la alcanzaremos”. Con estas palabras la psicóloga y divulgadora científica Silvia Álava introducía a los asistentes al Club FARO en la presentación de su libro, “¿Por qué no soy feliz” (Harper Collins), en el que ofrece pautas para trabajar el bienestar emocional y enfrentarse con éxito a los problema.

En una charla coloquio presentada por la también psicóloga María Ferreiro, Álava afirmó que la felicidad “ tiene que ver con vivir en paz, en calma, aceptando la vida cómo es, procurando momentos de alegría y entendiendo que no siempre tenemos capacidad para cambiar las cosas”. En ese sentido, la doctora en psicología clínica y de la salud coincidió con la idea de San Agustín de que “la felicidad es seguir deseando todo lo que uno ya posee”.

Poniendo como ejemplo el confinamiento de marzo de 2020 que sirvió para valorar cosas que no quitaron, como un simple paseo, Silvia Álava instó a “recuperar la ilusión” por prácticas cotidianas y realizar el ejercicio de “probar a ver las cosas con los ojos con los que las visteis la primer vez”, ya sea algo material como una coche o una casa, o ya sea algo personal como una pareja, un amigo o un familiar.

Álava: “Ser feliz es seguir deseando lo que uno ya posee, como dijo San Agustín”

Álava habló también de mitos sobre la felicidad que “nos han llevado por caminos equivocados” y los fue desarmando”. Uno de ellos es el que pospone esa emoción a la consecución de un objetivo futuro, el “seré feliz cuando trabaje, tenga un piso, me case, tenga hijos, etc.” “Parte de la felicidad, la hedónica, está en esos momentos que nos gustan, como estar con amigos o disfrutar de una buena comida; la otra, la eudaimónica está en hacer coas para crecer, hacerme sentir bien o para contribuir a la sociedad”, explicó.

Otra de las ideas erróneas a las que se refirió es la felicidad hay que encontrarla “como si fuera un tesoro o una yincana”. “Si fuera así habría que localizar al máster del juego”- dijo- .“ Quizás la felicidad esté en el interior de cada uno, no fuera”, invitó a reflexionar, aconsejando “no ofrecer la llave de nuestra felicidad a terceras personas”.

También se mostró crítica con el mito que asocia la felicidad a una conquista en la que hay que subir continuamente de nivel y defendió quedarse en la zona de confort de cada uno si es realmente lo que nos apetece.

“La frase ‘si quieres, puedes’ está bien para vender camisetas, pero no siempre se cumple. Depende de lo que estés queriendo”, comentó para abogar por la fase escrita en el templo de Delfos “Conócete a ti mismo”, analizar desde el realismo nuestros puntos fuertes y débiles y valorar cuánta energía necesitaremos para lograr nuestro objetivo, que puede resultar ser un sueño inalcanzable.

La divulgadora científica y psicoterapeuta recomendó la educación emocional para comprendernos a nosotros mismos y lo que nos sucede. “No hay emociones buenas y malas, sino agradables y desagradables: todas son necesarias porque nos dan información sobre lo que nos ocurre; lo que sucede es que con las agradables abrimos el paquete de esa información y las desagradables las acabamos tapando” cuando “hay que aprender a leer esa información que traen y saber su causa”.

Teniendo en cuenta los estudios que demuestran que las circunstancias solo pesan un 10% en nuestro bienestar emocional, la genética, un 50% y el 40% restante depende de nosotros, Álava recomendó enfrentarse a los problemas sin solución reconociendo que o la tienen y regulando las emociones desagradables que nos produce ese hecho.

Como enemigos de la felicidad y por lo tanto, elementos a desterrar, comentó los pensamientos automaticos e ideas irracionales - “es importante saber cómo nos estamos hablando a nosotros mismos”, la rumiación -el cerebro que da vueltas como una centrifugadora, que se puede parar o programar- y del móvil como anestesiador social que impide que nos hagamos selfies hacia dentro”-

“El país de la piruleta no existe, hay que ser aprender a regular las emociones negativas”

“El país de la piruleta no existe. Se trata de aprender a ser realistas y aprender a regular las emociones desagradables porque nos dan información de lo que nos ocurre”, comentó ayer Silvia Álava en su intervención en el Club FARO. La psicóloga habló sobre los aliados de la felicidad y ofreció a los asistentes una serie de recomendaciones para trabajar en el bienestar emocional: practicar la técnica de respiración diafragmática, reconocer cuándo nuestro cerebro está funcionando como una centrifugadora dándole vueltas a los mismos pensamientos, hacer un diario apuntando cosas agradables -como un simple café o una ducha-, potenciar las emociones agradables reservando un hueco a diario para ellas, fomentar las relaciones sociales con amigos, cuidar a la familia, expresarnos de manera asertiva, recuperar la ilusión y el entusiasmos por cosas cotidianas, tomar decisiones sobre cuestiones que nos apartan de nuestro camino y cosechar emociones agradables como la gratitud, la amabilidad y el hacer algo por los demás sin esperar recibir nada a cambio fueron algunas de sus propuestas. “En definitiva, se trata de dedicar a la vida tu mejor sonrisa”, concluyó.