Seis olas y múltiples variantes después, la comunidad científica está de acuerdo en que pronto se darán las circunstancias para que la pandemia de COVID-19 pueda empezar a ser tratada de otra manera, y se integre en nuestras vidas como desde hace tantos años se hace con la gripe. El debate sobre el llamado proceso de “gripalización” ha comenzado e incluso la ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha adelantado que una vez concluya la sexta ola se abrirá el debate pero “ni va a ser rápido ni va a ser fácil”, según advierten expertos como Raúl Ortiz de Lejarazu, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), y uno de los mayores expertos nacionales en gripe.

“La OMS es la que oficialmente dictaminará que la pandemia se acaba, pero hay otra cosa que hace que se termine: cuando las personas normalizan la situación”, explica Ortiz de Lejarazu, que compara el proceso con otras enfermedades mortales. Pongamos el cáncer. “Es duro, puede verse como un acto de cinismo, pero los telediarios no abren todos los días con la cifra de muertos por cáncer, o de accidentes de tráfico. De la pandemia a la endemia pasaremos, entre otras cosas, cuando la sociedad admita que habrá un número de fallecidos por esta enfermedad y esto no ha ocurrido todavía”.

Porque es, exactamente, lo que pasa todos los años con las epidemias de gripe. En España mueren al año unas 4.000 personas de gripe en una campaña “normal”, aunque la horquilla puede ir de los 3.000 a los 8.000 fallecidos al año. Además, estas muertes, en contra de lo que pasa ahora con el COVID-19, se dan en un periodo corto de tiempo. “Mueren en no más de 12 semanas. Y se concentran en el mes donde se da el pico. Salen muchos muertos diarios”, especifica el experto, que da más cifras para valorar el impacto de una epidemia estacional como la de la gripe que todo el mundo asume como banal.

“A nivel mundial, según la OMS, infecta al equivalente a la población de China cada año. Mil millones de personas, y en muertes puede variar entre el equivalente a los habitantes de una ciudad como Sevilla o Zaragoza en todo el mundo. Al hospital manda al equivalente de toda la población de la Comunidad de Madrid. Y eso está normalizado”, insiste Lejarazu, director emérito del Centro Nacional de Gripe de Valladolid.

“Las cifras de gripe son las grandes desconocidas en la sociedad pero están socializadas y con el COVID todavía no pasa esto, estamos lejos de que se admita que todos los días mueren tantas personas por COVID como si se despeñaran dos autobuses”, añade el virólogo español.

El asumir que el COVID-19 ha llegado para quedarse entre nosotros y que será “una causa de muerte innecesaria más” es un paso que según el experto, se terminará dando como ya se están normalizando ahora otras cuestiones como el autodiagnóstico. Pero hará falta más para poder “gripalizar” el COVID-19.

Para el experto, una de las claves para poder pasar al siguiente nivel es que el COVID-19 pase realmente a ser endémico y que aparezca como una enfermedad en forma de epidemia estacional “y que el resto del tiempo no haya ni un caso”. “No estamos ahí, ni mucho menos. Lo habrá pero con el tiempo”, segura, por lo que para él resulta muy prematuro hablar de gripalización o incluso de cambiar el sistema de vigilancia de la COVID por uno parecido al de la gripe: de contar caso por caso a poder tener una estimación de la incidencia del virus a través de una “red centinela”, explica.

Es el sistema que se quiere adoptar para el COVID y dejar de contar uno a uno todos los casos pero “para tener una vigilancia similar a la de la gripe debemos tener unas condiciones similares a la de la gripe”, asegura Lejarazu, unos niveles mínimos de COVID que se mantengan “unos 4 o 5 meses al mínim”. A partir de ahí se podría empezar a cambiar el sistema, “estaríamos hablando quizá de septiembe”, concluye el experto.