Para cualquiera que se quede en la primera búsqueda que lanza Internet, Caballo Prieto Azabache es el rimbombante nombre de un popular corrido mexicano. Quien afine los filtros del buscador, no obstante, encontrará el vínculo de estas tres palabras con A Coruña, con el Dépor e incluso con Amancio Ortega.

El cantante coruñés Quique Cruzado, afincado desde hace años en Madrid, capitanea la banda del mismo nombre, que hoy comienza su nueva gira en el Garufa (A Coruña) a las 21.00 horas. No lo harán solos: compartirán tablas con Gitano de Palo, otro coruñés en la diáspora madrileña.

El grupo, que también actuará mañana en la Fábrica de Chocolate de Vigo, vivió su particular salto a la fama el año pasado, cuando vio la luz su tema Magnate y mecenas, un canto indie a dos voces con el coruñés Xoel López que, haciéndose eco de la publicación de un diario británico, imaginaba un escenario en el que el empresario textil Amancio Ortega se hacía con la presidencia del Deportivo, y ayudaba al equipo a salir de sus horas más bajas.

“Fue un boom total, un locurón. En el resto de temas tenemos unas 17.000 reproducciones, y en ese pasamos de las 100.000”, comenta el propio Cruzado, que ultima los preparativos para arrancar en casa una gira con la que la banda demostrará con creces que en su setlist cabe mucho más que su éxito más reproducido.

De A Coruña arrancará la andadura de Nº1, un disco que Caballo Prieto Azabache lleva cocinando dos años y que trae diez temas para todos los paladares, que incluyen, además, las cuatro canciones que componían su primer EP, Madrid, agosto 40º, cuatro adelantos en forma de single entre las que se cuenta la tonada dedicada al millonario.

Los seis nuevos inéditos, admiten, les queman en el bolsillo. La crisis del sector de la logística, unida a los contratiempos derivados de la pandemia, no se lo ha puesto fácil. “Con una cosa y con otra, llevamos con este disco dos años. Lo sacaremos primero en digital, luego haremos un pre-order y el formato físico vendrá en mayo o junio”, adelanta Cruzado.

El disco, Nº1, tiene nombre con vocación de “no romperse la cabeza” y denota la evolución de una banda que empezó sonando a indie pop clásico y ahora experimenta con el garage rock, la balada e incluso la música del oeste. “Hay una evolución que se nota, sobre todo, por el cambio de guitarrista y de teclista. También en las voces. Madrid, agosto 40º tenía un sonido más de maqueta, de estar empezando”, explica el vocalista.

Caballo Prieto Azabache, aunque evita las etiquetas, sabe que, a veces, son ineludibles. “Nos dicen que sonamos a Como vivir en el campo, a indie pop español... nosotros vamos a nuestro aire, a lo que vaya saliendo”, asegura Cruzado.

Un vistazo a los temas que componen el disco acreditan la libertad que se toman sus creadores: desde la balada del oeste Langosta intro, hasta Las grandes cosas, con vocación pop y eurovisiva, pasando por el que quizás sea más especial, con permiso de Xoel López: se trata de Cenicero, un tema en el que unen destrezas con Joe Crepúsculo para hablar de amistad y de vínculos imperecederos, que arrancan en Mallorca hace diez años. “Vivir en Mallorca y Madrid. Tener Barcelona y Galicia en común. Cenicero se escribe en Conde de Romanones. Habla de sobremesas de sábado y termina entonando Nocturna de Gran Amant”, señalan.