Aunque cada vez es una práctica menos común, todavía queda gente que tiende a guardar dinero en efectivo en algún rincón de casa. En principio es una costumbre que parece de lo más inofensiva pero que nos puede traer graves problemas con Hacienda, sobre todo si eres autónomo.

La Agencia Tributaria sigue luchando contra el fraude fiscal y el blanqueo de capitales y para ello, tiene el ojo puesto permanentemente puesto en muchas operaciones económicas, por lo que hay que tener cuidado de no incurrir en ningún movimiento sospechoso.

Cada ingreso bancario que supere los 3.000 euros será notificado a la Agencia Tributaria, que rápidamente puede solicitar una justificación del mismo al responsable de la transacción. Si no pudiera justificarse, algo lógico en casos en los que se han acumulado sumas importantes de dinero en metálico durante años, Hacienda podría recurrir a incluirlo dentro del cobro del IRPF o aplicar sanciones de hasta el 150 % de la cuota íntegra resultante en el IRPF correspondiente a dicha ganancia.

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El pasado mes de julio se aprobó la nueva Ley Antifraude y establece un límite de 1000 euros en efectivo como pago entre profesionales. Cualquier operación que los supere podría suponer una multa del 25 % tanto al que paga como a quien recibe el dinero. Tampoco es posible fraccionar el pago con una parte en efectivo y otra mediante transferencia.