Investigadores de España y Chile han utilizado una moderna tecnología para detectar restos de vida en rocas con más de 200 millones de años en el desierto chileno de Atacama y han comprobado que esta metodología se podría replicar en futuras misiones a Marte.

En el equipo han participado investigadores del Centro de Astrobiología (CAB) de España (un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas del Ministerio de Ciencia y del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) del Ministerio de Defensa) y de la Universidad Católica del Norte (Chile), que han aplicado una potente plataforma "multianalítica" para detectar esos restos de vida.

Buscar restos de vida en rocas antiguas supone un reto, ya que el tiempo y los diferentes procesos de formación de esas rocas contribuyen a destruir y reciclar cualquier evidencia directa de vida, ha subrayado el Centro de Astrobiología en una nota difundida hoy, tras la publicación de los resultados de esta investigación en la revista Astrobiology.

Y ha señalado que por eso el uso de fósiles químicos, tales como determinadas moléculas o composiciones isotópicas resulta más útil para la búsqueda de vida en ambientes antiguos, donde el impacto acumulado de diversos factores destructivos como la radiación ultravioleta, la erosión, la presión o la temperatura han podido causar la degradación paulatina de posibles restos biológicos.

En este caso los científicos han investigado con esta tecnología el perfil de fósiles químicos (biomarcadores moleculares e isotópicos) preservados en rocas antiguas del desierto de Atacama, y en concreto muestras de tres rocas de sedimentarias (carbonatos) del periodo del Triásico-Jurásico, con el objetivo de identificar restos de vida a lo largo de los últimos 200 millones de años.

En el estudio se aplicó una plataforma multianalítica para detectar varios tipos de biomoléculas con distinta resistencia a la degradación y con diferente capacidad de diagnosticar sus fuentes biológica, y las técnicas permitieron en algunos casos inferir el metabolismo y la diversidad de las formas de vida más recientes y en otros identificar fuentes biológicas de periodos más antiguos, así como recrear las condiciones ambientales que han predominado en los últimos 200 millones de años.

Los autores del estudio han subrayado que la detección de vida extraterrestre se puede beneficiar de esta aproximación, ya que se pueden detectar biomarcadores a distintos niveles de complejidad química, lo cual permite superar las limitaciones del diagnóstico debido a la falta de especificidad o a la degradación a lo largo tiempo geológico.

De esta manera, los científicos han subrayado que estrategias similares se pueden considerar tanto para interpretar los resultados de las misiones actuales en Marte, como para futuras astrobiológicas al planeta rojo, en las cuales se prevé el uso técnicas de detección como las que se han empleado en este trabajo de investigación.