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Marisol Soengas | Premio Carmen y Severo Ochoa de Investigación en Biología Molecular 2021

“En carreras laborales de fondo hace falta inconformismo e ilusión”

“La inteligencia artificial es un gran paso en el diagnóstico del melanoma”, apunta la científica gallega, galardonada por el impacto de sus trabajos sobre este tipo de tumores

Soengas, investigadora gallega actualmente en el CNIO. | // FDV

Transmite alegría y emoción cuando habla del premio que acaban de concederle, un prestigioso galardón en el mundo de la investigación. Pero también se entusiasma cuando describe los puntos clave en su trayectoria como referente mundial en el estudio del melanoma, área que el equipo de Marisol Soengas, investigadora gallega, lidera desde el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) o cuando recuerda lo aprendido en sus estancias en Estados Unidos.

–¿Este premio le hace especial ilusión?

–La verdad es que sí. No me lo esperaba. Es un premio muy competitivo. Se presentan investigadores/as muy establecidos y lleva más de veinte años concediéndose.

–Y a pocas mujeres...

–Sí, yo soy la cuarta creo. Hablaré de esto en el discurso en la recepción del premio.

–Antes de su trabajo actual en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) trabajó durante años en Estados Unidos. ¿Qué aprendizajes destacaría de esa etapa?

–Hay como dos fases en mi trayectoria en Estados Unidos. Primero, una vez terminada la tesis con Margarita Salas. De esa etapa destacaría dos cosas: si te haces preguntas aburridas vas a tener respuestas aburridas. Hay que ir un poco más allá. Y también cómo presentar el trabajo. No solo es lo que haces. Cómo lo cuentas es importante para conseguir financiación, para que se entienda la relevancia de tu trabajo cuando se presenta un premio, para conseguir traer gente buena. Aprendí la ambición (bien entendida) y la comunicación. Después, en el laboratorio de Michigan, entendí que no solo es importante lo que haces sino con quién lo haces. Allí contábamos con proyectos mejor financiados que en España y eso te pone un poco más en el mapa: viajas, conoces otra gente, otros grupos...

–¿Y el idioma?

–Sí, suelo decir que mi inglés era muy malo. Pero ves que hay gente que habla peor que tú. Quizás no hablas de una forma perfecta pero es suficiente para que te entiendan. La cuestión es atreverse y te acabas entendiendo.

–Si echa la vista atrás en su trayectoria científica hasta el momento, ¿qué dos o tres hitos destacaría?

–Es difícil, es como cuando tienes varios hijos, imposible elegir...

–Y si los queremos a todos por igual, ¿podría definirlos de forma resumida para guiar a los lectores/as?

–Uno de ellos es el código de barras del melanoma. Entender qué define al melanoma, qué lo hace diferente de otros tumores. La identidad. Y la identidad es importante, averiguar por qué los melanomas son muy agresivos o potencialmente agresivos. Estos tumores, ya desde fases muy tempranas, son capaces de diseminarse, de evadir respuestas de control. Ahí hemos hecho contribuciones. Descubrir nuevos genes que están alterados particularmente en el melanoma y que suponen dianas.

–Ese sería uno. ¿Otros?

–Otro grupo de resultados que nos ha abierto muchas puertas es utilizar modelos animales como herramienta para ver el desarrollo del melanoma en vivo. Desde fases muy incipientes empiezan los procesos de metástasis, cómo se va diseminando por el organismo... Estos modelos animales nos permiten visualizar las metástasis, un paso importante para llegar a los pacientes. Otro asunto importante: un compuesto que parte de nuestro laboratorio. Sirvió de base para la constitución de una compañía, que hoy se llama Highlight Therapeutics. Esta compañía, y es mérito de la compañía, ya tiene un compuesto en ensayo a pacientes, en fase dos. Pacientes que estarían muy afectados por metástasis y esto puede tener una respuesta prometedora en este tipo de pacientes que no responden a otras terapias. Este compuesto está muy bien posicionado y es un orgullo.

–¿Se podrá materializar próximamente en tratamientos para pacientes?

–Espero que sí. Hay que tener en cuenta que los plazos en ciencia son difíciles. Está en fase dos. La siguiente fase sería la tres y esto requiere otro nivel de inversión y otros condicionantes que pueden hacer que se alargue en el tiempo. Pero es un gran paso, sin duda. La ilusión de cualquier científico o científica es ver que los resultados sean útiles. Todos los resultados son importantes porque te ayudan a ti, a otros grupos, pero cuando ya se da el salto a la clínica... ese es otro nivel de alegría. Y si los puedes ver en vida ya... porque en estos procesos puede tardarse muchos años.

–¿Cómo beneficiará toda esta investigación al tratamiento individualizado de los pacientes?

–El tratamiento individualizado es el futuro. Los melanomas son los campeones de las mutaciones, tienen un elevadísimo número de alteraciones. Lo difícil va a ser entre todas las alteraciones que tienen estos tumores, elegir las que son más relevantes. Eso es terapia dirigida genéticamente. Está bastante claro que eso va a tener que combinarse con otras terapias que vayan a activar el propio sistema inmunitario. Que nuestro propio organismo reconozca las células tumorales, nuestras propias células tumorales, y las elimine. Es hacia donde va el futuro. Además, se está avanzando mucho en inteligencia artificial. Es un gran paso. De hecho ya hay algoritmos, programas informáticos, capaces de diagnosticar lunares de melanoma. Igual o mejor que desde la dermatología. Y esto nos va a ayudar mucho en cuestiones difíciles. Se espera para el futuro identificar las lesiones cuanto antes, tratarse antes de las metástasis y conseguir una mejor supervivencia.

–¿Otras líneas interesantes en su trabajo actual en el CNIO?

–Otros tipos de melanoma no cutáneos, que no aparecen en la piel, y también son muy agresivos. No están relacionados con la exposición al sol. Por ejemplo, en los ojos, en las mucosas...

“La mujer en ciencia: mejor que hace diez años pero todavía queda trabajo”

–¿Ha mejorado en los últimos diez años la situación de la mujer en la ciencia?

–Estamos mejor, un poco mejor. Pero las cifras están ahí y queda mucho por hacer. Los estudios muestran todavía la típica gráfica de tijera: empiezan muchas mujeres en ciencia, en las primeras etapas el porcentaje es elevado pero a medida que se avanza en la carrera científica y llega el momento de alcanzar puestos de dirección ese porcentaje es todavía bajo. Estamos viendo una tendencia de mujeres en puestos de alta dirección en CSIC, sociedades científicas, centros de investigación... Somos pocas pero se nos ve mucho porque somos muy participativas.

–¿La conciliación sigue siendo uno de los principales problemas?

–Sí. La maternidad es un momento complicado. Tanto desde el CNIO, que tiene oficina de Mujer y Ciencia, como desde la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (soy la vicepresidenta y coordino un grupo) estamos intentando hacer varias cosas. Somos muy activas en reclamar ayudas y financiación para guarderías. No solo para la mujer, claro, para ambos progenitores.

“La percepción sobre conciliar es distinta”

–¿Tienen acciones para que los avances en este tema se produzcan de manera conjunta, que la igualdad se consiga con la contribución de ambos géneros?

–Trabajamos el tema del liderazgo, por ejemplo, que las mujeres se crean capaces y seguras para acceder a puestos altos. Tenemos un lema ‘Pásate a la acción’. Cuando hay problemas y dificultades hay que intentar resolver la situación. Pero no puede ser solo la mujer la que pase a la acción, es una llamada también a los hombres. En Estados Unidos se habla de ‘He for she’. Porque nos necesitamos mutuamente para dar pasos y tiene que ser una lucha conjunta.

–¿Las percepciones son distintas con respecto a las necesidades de conciliar?

–Hay estudios que lo dicen. En los mismos centros de investigación si preguntas si ven problemas para conciliar: la gran mayoría de mujeres contesta que sí, que ve dificultades para conciliar, mientras que ellos, en el mismo centro de investigación, no perciben dichos problemas.

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