Las obras de reforma del edificio número 11 de la calle Tabernas, en el que tiene su sede la Real Academia Galega y también la Casa Museo Emilia Pardo Bazán, están previstas para finales del primer trimestre del próximo año. Es por ello por lo que la entidad negocia con diferentes instituciones la reubicación de sus fondos y también estudia qué servicios podrá prestar mientras se ejecuta la rehabilitación integral del inmueble, que adolece de daños estructurales. Estas obras obligarán a que el legado de Emilia Pardo Bazán tenga que abandonar, por primera vez en 42 años, su sede de la Ciudad Vieja.

El vicesecretario de la Real Academia Galega, Xosé Henrique Monteagudo, explicó ayer a este diario que el Ministerio de Fomento prevé licitar las obras este año para que se puedan empezar a ejecutar durante el primer trimestre de 2022. Monteagudo asegura que, a pesar de que todavía no hay nada cerrado del traslado, su interlocutor “preferente” es el Concello de A Coruña, ya que para la institución es importante mantener su sede en la ciudad.

Para ello están, por ahora, en el proceso de búsqueda de locales municipales que puedan albergar los fondos de la Academia, para, a partir de ahí, saber qué servicios podrán prestar y cuáles tendrán que restringir. El Concello tendría que incluir en sus presupuestos esta mudanza.

Ejemplar dedicado de ‘Germinal’, de Emile Zola. Carlos Pardellas

Sobre si sería posible que el legado de Emilia Pardo Bazán fuese trasladado al pazo de Meirás, aunque solo fuese temporalmente, durante la ejecución de las obras, el vicesecretario de la Real Academia Galega indica que no está sobre la mesa, por motivos técnicos. Según comenta Monteagudo, Meirás no está “acondicionado” actualmente para poder trasladar el legado de Pardo Bazán a la que fue su casa. “Habría que hacer obras”, confirma el vicesecretario de la Real Academia Galega, que cree que no se acompasarán los tiempos entre la rehabilitación del edificio de Tabernas y el del pazo de Meirás, por lo que considera que esa posibilidad es “poco realista”.

El legado de Emilia Pardo Bazán está en el emblemático edificio de la calle Tabernas desde el 22 de marzo de 1979, cuando los reyes de España inauguraron la Casa-Museo. Durante los ocho años anteriores, se habían realizado obras en el inmueble y, al finalizarlas, abrió ya como espacio en el que poder visitar los recuerdos de Emilia Pardo Bazán, que incluyen no solo su biblioteca y su archivo sino también los muebles de su casa y algunas de sus pertenencias. Previamente, en 1971, el legado de la autora de Los pazos de Ulloa estuvo instalado provisionalmente en el Concello.

En 2003, después de un arduo trabajo de catalogación de todo lo que contenía el inmueble, la Casa-Museo fue reinaugurada, pero ya con un proyecto de divulgación de la vida y la obra de la escritora y también con el objetivo de acercar a pequeños y mayores su figura y hacerlo en la que fue su casa, para que se pueda entender mejor.

Muebles de la casa Emilia Pardo Bazán. Carlos Pardellas

La Real Academia Galega encargó en 2015 un estudio técnico para realizar mejoras de eficiencia energética en el inmueble, con la intención de poder optar a unas ayudas europeas. Entonces, los redactores del documento detectaron que el edificio tenía daños estructurales más allá de los visibles, como filtraciones de agua, y concluyeron que había un riesgo real de “derrumbamiento parcial” en algunas zonas del inmueble. Fue entonces cuando el Ministerio de Fomento, para entonces dirigido por la popular Ana Pastor, se comprometió a financiar las obras de rehabilitación del edificio, ya que, por su envergadura, se habían quedado fuera de las ayudas europeas.

Tras varios años de esperas y estudios, el Ministerio de Transportes licitó el año pasado el proyecto de redacción de la reforma de mejora del inmueble. Falta ahora que el Ministerio licite la ejecución de la rehabilitación, que tiene un presupuesto aproximado de dos millones de euros.

El miembro numerario de la real Academia Galega Xosé Luís Axeitos considera que la institución debería ceder el edificio al Concello, por “poco funcional y limitado”— y reclamar la Casa Cornide como sede para la Real Academia Galega.

El 4 de mayo de 1956, las dos herederas finales de Emilia Pardo Bazán, María de las Nieves Quiroga y Pardo Bazán y Manuela Esteban Collantes cedieron el edificio de Tabernas, 11 y, el 25 de septiembre de 1959 se constituyó el Patronato del Museo Emilia Pardo Bazán. Tras el fallecimiento de las herederas, se empezó a desarrollar el proyecto de musealización de la casa de la escritora coruñesa que, desde 1979 cuenta con su legado y que, el próximo año tendrá que abandonar sus dependencias por primera vez por las obras de reforma que se ejecutarán en el inmueble.