Las comunidades vuelven a llamar a zafarrancho ante el ascenso de la quinta ola y un previsible aumento de las hospitalizaciones por COVID-19. Cataluña, donde el ascenso de casos es rampante y la incidencia roza los 500 casos a 14 días, decidió cerrar el ocio nocturno durante dos semanas, y Castilla y León anunció que presentaría hoy al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) la posibilidad de ordenar toques de queda autonómicos entre la 1 y las 6 de la madrugada. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, advirtió ayer que “empiezan a encenderse las luces de peligro”, y el comité clínico que asesora al Ejecutivo autonómico debatió ayer las nuevas medidas que hoy anunciará el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña.

La reunión del comité que asesora a la Xunta se prolongó hasta casi las 22.00 horas y de ella solo se han comunicado los niveles por concellos. En el nivel alto (cierre del interior de la hostelería y terrazas al 50%) estarán, a partir del sábado, Vilagarcía, Vilanova, A Illa, Cambados y Sarria, mientras que en el medio (50% de aforo en terrazas y 30% en el interior) quedarán Pontevedra, Ourense, Redondela, Salceda de Caselas, Poio, Marín, Caldas de Reis, Ribadavia, Barbadás y Culleredo.

Según trascendió ayer, tanto el cierre total del ocio nocturno como la limitación de la movilidad nocturna habían sido medidas propuestas por los técnicos del Ministerio de Sanidad. Los toques de queda habían desaparecido de los planes autonómicos al decaer el estado de alarma el pasado 9 de mayo. El Tribunal Supremo dictaminó que la restricción de la movilidad no puede aplicarse si no está respaldada por el estado de alarma u otra legislación excepcional.

El ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, respondió ayer con un “no” rotundo a la pregunta de si el Gobierno se está planteando imponer un nuevo toque de queda en el país, una negativa que ratificó horas más tarde el presidente del Gobierno, de viaje oficial en Estonia. Pedro Sánchez insistió en que los gobiernos autonómicos pueden “dar una serie de respuestas” en función de cuál es la evolución de la pandemia en cada uno de los territorios. Por ello, apuntó que “no es necesario aprobar nada mas que lo que está acordado por el Ministerio de Sanidad con las comunidades autónomas”.

La evolución de esta quinta ola es preocupante, y aunque el fuerte aumento de la incidencia, disparada entre los jóvenes, aún no se ha traducido en un incremento igual de pronunciado en las hospitalizaciones, Fernando Simón –tan reacio siempre a hacer sonar las alarmas– advirtió el lunes sobre el riesgo de ingresos de “vacunados no inmunizados”, si bien en un número reducido y no equiparable a las olas anteriores.

La preocupación por la evolución de la incidencia la comparte el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien ayer, en una entrevista en la cadena SER, reconoció que “empiezan a encenderse las luces de peligro” porque la positividad supera el 6%. Con todo, contextualizó la situación: “No podemos tratar a la población vulnerable joven como tratábamos a la mayor”, explicó.

Feijóo rechazó achacar la responsabilidad de la situación al Gobierno, y la atribuyó a los jóvenes y a sus padres. Lamentó que se haya “malgastado en cinco días” con fiestas y viajes el esfuerzo de prevención realizado durante el curso académico y volvió a pedir perdón a los jóvenes al no poder acelerar su vacunación por falta de dosis. Es más, advirtió que el ritmo de vacunación disminuirá este mes porque Pfizer ya ha anticipado que enviará menos viales.

El 54,04 por ciento de la población diana gallega, 1.326.647 personas, está ya inmunizada con la pauta vacunal completa, y más del 93% de los mayores de 40 años ha recibido al menos una dosis.

Los contagios notificados ayer se se redujeron ligeramente a 235 –nueve menos que la jornada anterior– pero siguen siendo casi el doble que hace una semana. Los casos activos mantienen la tendencia ascendente por 13ª jornada consecutiva y se sitúan en 2.638. En cuanto a la presión hospitalaria se incrementan a 12 las personas ingresadas en la uci con coronavirus --una más-- y bajan a 47 las que permanecen en otras unidades --tres menos--.

Sanidade notificó ayer un fallecimiento correspondiente al pasado lunes, una mujer de 88 anos que murió en el Chuac (A Coruña) y tenía patologías previas.