¿Está Galicia a las puertas de una cuarta ola? Esta es la pregunta del millón y la respuesta puede estar en las aguas residuales. Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Vigo (UVigo) y Geseco Aguas, tras el análisis reciente de estas aguas a la búsqueda de la presencia del SARS-CoV-2, advierten de que “la aparición de una nueva ola es un riesgo real, similar al sucedido en diciembre 2020”.

Las aguas residuales alertan con “siete-diez de antelación” de la evolución de la pandemia y el ánalisis de estas aguas a finales de de marzo permiten concluir que “el virus sigue en circulación” . Los resultados son “discretos” comparados con los obtenidos durante el mes enero, durante la tercera ola, cuando se llegó a alcanzar el millón por litro. Es decir, la cuarta ola podría venir, pero no sería tan intensa como la tercera en la comunidad.

La investigación, financiada con más de 200.000 euros por el Fondo Supera Covid-19, lanzado por Banco Santander en colaboración con Crue Universidades Españolas y el CSIC, ha analizado la presencia de material genético del SARS-CoV-2 en las aguas residuales de entrada de 11 depuradoras de Galicia, de Baiona a Cedeira, y sus puntos de vertido en el medio marino recogidas por Geseco Aguas.

El investigador del grupo de Biotecnología Industrial e Ingeniería Ambiental (BiotecnIA) de la UVigo Claudio Cameselle explica que “el incremento de concentración de material genético del virus en la entrada de la EDAR se adelanta entre siete y 10 días a la detección de nuevos infectados por PCR por las autoridades sanitarias”. Por eso, ellos envían semanalmente los datos de sus análisis a “las autoridades sanitarias para detectar posibles rebrotes”.

El grupo de Antonio Figueras, biólogo e investigador del CSIC, y Beatriz Novoa, explica que ahora está trabajando “para secuenciar los virus” que detectan, pero “esto es bastante díficil, porque el virus está roto y degradado en las aguas residuales”. “Con todo pensamos que es una buena herramienta para identificar las mutaciones y variantes del virus que están circulando en Galicia” , explican.

“Llevábamos más de 30 años trabajando con virus animales envueltos y con genoma RNA, por lo que fue fácil para nosotros adaptar nuestro trabajo a la detección del coronavirus en aguas residuales”, explica Figueras.