Todos los comercios ‘no esenciales’ han bajado sus persianas hasta nuevo aviso: cafés, bistrós, bares, museos… y librerías. ¿Es posible incluir la cultura entre los sectores ‘no esenciales’? Para Anne Hidaldo, alcaldesa de París, la respuesta es clara: “La cultura es esencial, es un error sacrificarla”. Ante tal constatación, la regidora de la capital francesa ha lanzado una “iniciativa común, [junto con otras ciudades], para autorizar la reapertura de librerías independientes”, cerradas desde la entrada en vigor del nuevo confinamiento nacional, el pasado 30 de octubre.

“Pedí, y no se me escuchó, la apertura de museos y bibliotecas, bajo inscripción previa, con aforos reforzados y protocolos estrictos”, explica Hidalgo en una entrevista en Le Journal du Dimanche. El cierre de ciertos comercios locales tampoco cuenta con el beneplácito de la alcaldesa: “Deploro que algunas tiendas locales, que son más necesarias que nunca para mantener los lazos sociales y combatir los efectos del aislamiento, hayan sido cerradas, al menos inicialmente, como las librerías y las peluquerías”, indica Hidalgo.

Los efectos colaterales de la crisis sanitaria en la cultura son innegables y las pérdidas incalculables. En este contexto, la defensa de las librerías independientes se ha convertido en un verdadero caballo de batalla para el sector. La Academia Goncourt ha aplazado la entrega de su premio en señal de “solidaridad”, cumpliendo con las amenazas de sus jurados: no revelarían su decisión si las librerías no reabrían antes del 10 de noviembre. Teniendo en cuenta que el confinamiento durará como mínimo hasta el 1 de diciembre, su reapertura parece, de momento, improbable.

A la posición de la Academia Goncourt, se han sumado el Gran Premio de la Academia Francesa, cuyo ganador debería conocerse mañana jueves, y el Premio Renaudot. Los galardones literarios más importantes de la cultura francesa se han aplazado por una razón de peso: el anuncio de los ganadores beneficiaría inmediatamente a los gigantes de internet, como Amazon o Fnac, en detrimento de las librerías locales.

Por ahora, solo el Premio Femina ha revelado su veredicto siguiendo el calendario previsto: Serge Joncour fue premiado el lunes pasado por su novela Nature humaine. Un reconocimiento con un gusto amargo: “Recibo un prestigioso premio cuando ya no podemos vender libros. Tengo mucha imaginación, pero esto no podía concebirlo. No es posible no leer cuando se tiene tiempo para ello, cuando estamos confinados. Especialmente cuando puedes tener una relación adictiva con la lectura […] a alguien que fuma, no le pides que deje de hacerlo de la noche a la mañana”, comentó el laureado a France Info.

El Premio Médicis anunciará su veredicto el viernes, pero los jurados de la institución solo plantearon una condición: que las librerías independientes pudiesen poner en marcha un servicio de click and collect. En efecto, las librerías pueden funcionar gracias a este servicio y también a las ventas online, alternativas que no resuelven el problema, pero alivian su carga.

Ejemplo de las pérdidas ligadas a la crisis sanitaria y a sus restricciones, la mítica librería parisina Shakespeare and Company, en pleno corazón del Barrio Latino, ha visto caer sus ventas en un 80% desde marzo. Ante este aprieto económico, el histórico comercio, lanzó una petición a sus clientes: “[estaremos] especialmente agradecidos por los nuevos pedidos a través de nuestra página web de aquellos que contéis con los medios y el interés para hacerlo”.