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“No nos acabamos de creer que la familia o los amigos nos pueden contagiar”

La experta del CHUO alega que “falta concienciación en el ámbito más íntimo”

María Sande en el Complejo Universitario de Ourense

Asesora al gobierno gallego a través de su experiencia en Salud Pública y su participación en el subcomité de expertos de la Consellería de Sanidad. María Sande, jefa del Servicio de Medicina Preventiva del CHUO, admite que las medidas adoptadas en la ciudad no fueron suficientes y llama a una responsabilidad individual mayor para poder frenar la creciente evolución de la segunda ola del virus.

  • Ficha personal

    María Sande Meijide es la jefa de Servicio de Medicina Preventiva del hospital ourensano. La epidemióloga forma parte del grupo de expertos en epidemiología que asesora al gobierno gallego.

–En un mes estalló “una bomba vírica”. ¿Es difícil de parar la propagación de las reuniones sociofamiliares?

–La propagación del virus está muy ligado a esas reuniones, ya que la mayor parte de los brotes se pueden trazar en una cadena epidemiológica corta. Es una peculiaridad que hizo que se tomasen estas medidas tan restrictivas para prohibir las reuniones sociales entre no convivientes y convivientes. En Ourense son pequeñas cadenas epidemiológicas asociadas en las reuniones sociofamiliares que van creciendo y creciendo sin que las podamos frenar. Estamos en una situación preocupante, desde inicio de septiembre, estamos ante un incremento paulatino y creciente en el número de casos, pese a las medidas que se fueron adoptando de forma social y adaptadas a la situación. Las medidas que ha propuesto el comité clínico no tienen el impacto suficiente como para frenar los contagios y por eso se toman más restricciones.

–¿Hay algún factor ambiental, climático o atmosférico en Ourense que favorezca la propagación?

–En principio no se conoce ningún tipo de esos factores o causas que favorezcan la propagación del virus.

–Desde el 2 de septiembre, Ourense tiene restricciones que se fueron endureciendo en cinco ocasiones hasta llegar al confinamiento de la capital y Barbadás. ¿Por qué no se frena la expansión?

– Quizás las medidas no fueron suficientes y falta un poco de conciencia social para cumplir las restricciones que se imponen. No habría una causa única, siempre hay causas complejas y difíciles de analizar. Las medidas apenas tuvieron impacto, está clarísimo. Por ello, la toma de medidas más restrictivas que se han hecho. Es importante detectar los asintomáticos y que esas personas cuarentenadas cumplan las normas y la población no interioriza que sin síntomas puede transmitir la enfermedad. No nos acabamos de creer que la familia o los amigos más cercanos nos pueden contagiar y eso debemos, y es necesario, interiorizarlo.

–A pesar de las campañas y las recomendaciones de las autoridades el mensaje de prevención no cala en la sociedad. ¿Por qué?

–La verdad es que, es cierto, no cala porque si no no estaríamos viviendo esta situación. Entendemos que hay una gran parte de la sociedad que cumple las medidas, pero quizá falta la concienciación del ámbito sociofamiliar más íntimo por parte de una gran parte de la población, ya que ese es el principal motivo de la realidad de Ourense.

–¿Por qué esa relajación dentro de la unidad familiar o con eventos de personas cercanas?

–Esto sucede porque hay un sentimiento de seguridad dentro de casa y en el entorno conocido que nos invita a relajarnos y quitar la mascarilla. Sin embargo, todos y cada una de las personas que se reúnen, bien en familia o amigos, han tenido una serie de contactos que pueden ser o no de riesgo, es decir que cada uno llevamos nuestra mochila de contactos a casa.

Esto no es un juego, nos estamos jugando muchas vidas humanas

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–¿Debe la sociedad ourensana autoconfinarse e implicarse más en la lucha contra la pandemia?

–La orden del 7 de octubre nos recomienda salir lo indispensable y en todo caso si se sale, hacerlo en espacios abiertos y evitar las reuniones en el ámbito familiar, ya que están prohibidas. Es por el bien de los demás. Hay que limitar las reuniones. Esto no es un juego, con actitudes impropias o inadecuadas nos estamos jugando muchas vidas humanas”.

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