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El comercio prepara su reapertura con medidas que tranquilicen al cliente

Las tiendas de Galicia trabajan en innovadores métodos de desinfección y limitación de aforo

vacía. // José Lores

Los encargados de las tiendas de la calle Príncipe de Vigo están muy pendientes del proyecto piloto de sus colegas de los cascos históricos de León y Málaga que estos días prueban máquinas de ozono para desinfectar los locales por la noche. "Antes teníamos que limpiar lo que veíamos y ahora habrá que hacerlo también con lo que no vemos", resume Enrique Núñez, gerente del Centro Comercial Abierto de la principal arteria del sector en la ciudad. El tamaño, cree, juega "a nuestro favor". Los pequeños establecimientos están acostumbrados a "atender a solo dos o tres personas" a la vez. Si las pruebas con las máquinas para la purificación del aire demuestran su capacidad contra el coronavirus, el colectivo tendría una potente arma a la que agarrarse, "complementándola, claro está, con la limpieza a mano cada vez que se vaya un comprador". "Solo por volumen de gente -remarca Núñez-, podemos ser más seguros". Y la seguridad, la evidente, pero también la que el usuario debe sentir, es una auténtica obsesión para el gremio, uno de los que más está sufriendo la parálisis económica y más se come la cabeza en búsqueda de soluciones prácticas en el camino hacia la reapertura en Galicia con la hipótesis de que podría ser a finales del próximo mes de mayo.

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Cuando llegue y probablemente durante algún tiempo por las medidas graduales de desescalada, ese momento implicará "una atención mucho más personalizada". "A lo mejor se necesita un dependiente por cada cliente o que hay que esperar una pequeña cola para comprar una camiseta", señala el gerente del Centro Príncipe, que antepone "el sentido común" como principal guía de actuación, a imagen y semejanza "de lo que han hecho las cadenas de supermercados y las tiendas de alimentación de barrio" desde el inicio de la crisis sanitaria. "Ahora -afirma Enrique Núñez- nos toca a nosotros".

Los de Vigo y el resto de los centros comerciales abiertos de España ultiman la creación de un sello de calidad para aquellos negocios cumplidores de los criterios marcados por el Ministerio de Sanidad y la Secretaría de Estado de Comercio en ese famoso día después de la pandemia. "Cuando sepamos cómo se puede abrir, desde la gerencia de cada centro nos encargaremos de las auditorías para que los interesados puedan tener un distintivo que aporte seguridad al cliente", explica Núñez.

"La salud y la seguridad de las personas es lo más importante y las medidas a adoptar frente al coronavirus deberán priorizar este aspecto, en todas las áreas de trabajo y en cada una de las operaciones", dicta el manual de uso interno de Inditex para las tiendas donde crearon retenes de cuatro trabajadores desde hace un par de semanas para la gestión del stock integrado en la venta online. Antes de ir a los establecimientos, los empleados deben tomarse la temperatura. Si superan los 37,5 grados, no acudirán y deben notificarlo a la empresa. También si tienen síntomas compatibles con un cuadro de coronavirus o han estado en contacto con un enfermo. Los ascensores quedan restringidos al movimiento de la mercancía, con limitaciones igualmente en los vestuarios y áreas de descanso, además de la obligatoriedad de mascarillas y guantes y limpieza a fondo, incluidos los dispositivos electrónicos.

Lo que se hará después, cuando se recupere la atención al público, está todavía en estudio, según confirman a FARO varias fuentes cercanas al gigante textil. "Hay algunas medidas que evidentemente se mantendrán, como la toma de temperatura o el material de protección, y otras que se dan por hecho, como el control del aforo y los probadores", señalan. Pero todo dependerá de la hoja de ruta y las condiciones que vengan desde las autoridades. Inditex ya sabe lo que es enfrentarse a este escenario porque lo acaba de vivir en China, donde desde hace un par de semanas funcionan prácticamente todas sus casi 600 tiendas en el país. En función de cada mercado y de las medidas de sus respectivos gobiernos se tomarán las decisiones. "Todo -indican las mismas fuentes- está en fase embrionaria". Ni está claro que se vayan a realizar test generalizados a la plantilla del grupo en España -solo en tiendas suma 25.000- para la detección del virus.

"Nos estamos moviendo en diferentes escenarios", apuntan en El Corte Inglés, con la cúpula volcada en el diseño de un plan para encauzar el fin del confinamiento. El ejemplo de lo sucedido en los supermercados se vive en su caso desde dentro y "nos está enseñando mucho". La otra cara de los espacios comerciales más grandes es "la mayor capacidad para repartir las distancias". "El objetivo fundamental pasa por darle valor al sentimiento de compra segura", señalan en la principal cadena de grandes almacenes de España.

Como ocurre con Inditex, todas las opciones que analizan los directivos de El Corte Inglés y sus departamentos de seguridad e higiene y el de Recursos Humanos -desde las pruebas a los trabajadores a medir la temperatura a los clientes- están "en fase de borrador", a la espera de tener más luz sobre las fechas y, sobre todo, "los elementos que se fijarán para la desescalada por parte de la competencia centralizada o las comunidades autónomas". Hay pocas certezas. Que probablemente el restaurante sea "lo último en abrir" y cuando toque "haya que reducir el aforo a la mitad o un cuarto". "Estamos -dicen- preparándonos para eso". Estos más de 40 días de emergencia sanitaria demostraron la importancia del canal online. "Sabemos que, de entrada, ese comportamiento se va a consolidar y el refuerzo del personal con gente de otras áreas nos permite ahora contar con un equipo más amplio y multidisciplinar", detallan en el grupo presidido por Marta Álvarez.

Bricolaje y ferreterías

El sector de la distribución y venta de material de bricolaje se siente "preparado" para dar el paso. En una carta a Sanidad y Comercio firmada por las grandes patronales de la actividad y la mayoría de las grandes firmas, como las gallegas Unifersa y Las Rías Cooperativa, se reivindican como "las farmacias del hogar". "No solo la alimentación es producto de primera necesidad y hay que tener en cuenta los problemas de mantenimiento estos días de más tiempo en casa o que vendemos a los sectores esenciales e incluso a los centros sanitarios", remarca Alejandro Roda, gerente de la Asociación de Distribuidores de Ferretería y Bricolaje, que apela a esa función "de pequeñas y medianas superficies, pero también de la ferretería del barrio" a la hora de trazar la desescalada. "No vamos a recibir tanta gente como en una carnicería o una pescadería, por lo que tenemos más fácil mantener las distancias -continúa-, junto con mamparas en los mostradores y la limitación del aforo".

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