El miedo a ser víctima de la pandemia del Covid-19 ha reactivado el interés ciudadano por una vía legal vigente desde 1889 para poder escribir un testamento desde casa y sin necesidad de presencia notarial, aspectos que permiten lidiar con el confinamiento social obligatorio desde que se decretó el estado de alarma. Para ello, solo es necesaria la presencia de tres testigos mayores de edad, si bien también se mantiene la opción de escribir un legado del propio puño y letra. Los notarios están recibiendo en las últimas semanas llamadas de ciudadanos interesándose por estas posibilidades. "Es verdad que nos llaman bastante pidiendo información, pero no podemos saber si están realizando esos testamentos de momento", reconoce Isabel Louro, decana del Colegio Notarial de Galicia, que alude a la "angustia" por la pandemia esa búsqueda de asesoramiento.

El Código Civil actual emana del aprobado en 1889, que prevé en su artículo 701 un escenario excepcional que por primera vez desde entonces se ha producido. "En caso de epidemia puede igualmente otorgarse el testamento sin intervención de Notario ante tres testigos mayores de dieciséis años", indica la norma.

El documento deberá constar por escrito en la medida de lo posible, aunque también será válido si se les explica de viva voz a los tres testigos en una reunión entre todas las partes. Ese testamento presenta varias limitaciones para que sirva como voluntad final del finado. Solo será válido mientras dure la epidemia o durante dos meses a partir de que el testador "haya salido del peligro de muerte".

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Si este fallece durante la epidemia, los herederos o testigos dispondrán de hasta tres meses para acudir a un notario para que este "protocolice" el documento. "Tiene que convertirlo en un documento notarial oficial", explica Louro, que recuerda la posibilidad de optar por un testamento ológrafo, es decir, que una persona escriba a mano sus voluntades de legado y lo firme. "No vale que lo escriba otro", matiza la representante de los notarios gallegos.

Louro alerta del riesgo de cometer errores legales mediante estas vías y recomienda recurrir por la "mayor seguridad" a un testamento ordinario ante notario. "Además, es más barato. Cuesta 40 o 50 euros más o menos, y evita gastos mayores posteriores de esas vías, como procedimientos, notificaciones, peritos grafológicos...", ejemplifica, si bien reconoce que el estado de alarma obliga a su gremio a no salir de sus despachos, lo que impide a personas con dificultades de movilidad, por ejemplo, testar mediante esta fórmula.

Su consejo es realizar un testamento adaptado a las circunstancias vitales de cada momento sin necesidad de esperar a los últimos años de vida o a una crisis como la actual y advierte del daño de la cultura audiovisual sobre los testamentos al margen de notarios. Unas indicaciones sobre el legado que no tengan en cuenta la legislación pueden "invalidar" el testamento. "Por poner un ejemplo exagerado, en algunas películas anglosajonas vemos que alguien le deja a un hijo una herencia, pero solo si hace determinadas cosas, como no vender nunca unas acciones. Eso no puede imponerse en nuestro sistema", ilustra. En otros casos, hay testamentos inútiles. "No es necesario testar en favor de los hijos. Ya lo hace la ley", añade. Por ello, recomienda siempre "asesoramiento notarial" para no dejar flecos en las últimas voluntades.