Disney se ha tomado su tiempo para adentrarse en la era del streaming. Ha observado a la competencia, aprendido de sus aciertos y errores, dejado que las fuerzas de potenciales rivales empezaran a mermar ligeramente, y entonces ha sacado los tanques: un catálogo imbatible de entretenimiento familiar. En las guerras del streaming, tienen bastante las de ganar, sobre todo ahora que familias enteras están redescubriendo la gracia o la necesidad de ver cosas juntos. Ayer, martes, llegó a España al rescata de padres e hijos obligados a llevarse bien, a compartir.

Por si todo lo que ofrecen Filmin, HBO, Movistar+, Netflix, Amazon, Sky o los laberintos de YouTube no fuera suficiente, aquí viene Disney+ con más de 500 películas y 300 series, material en muchos casos creado exclusivamente para la plataforma; no demasiado, al menos por ahora, porque dicen priorizar la calidad sobre la cantidad, en nada velada referencia a su mayor rival: Netflix. Entre este material nuevo destaca, por supuesto, "The mandalorian", la primera serie de imagen real del universo "Star Wars," pero no hay que desdeñar "Diario de una futura presidenta" ni "El mundo según Jeff Goldblum".

Pero si los padres sacarán sus tarjetas será sobre todo por el fondo de catálogo. Hablamos de más de ocho décadas de animación incandescente, empezando por clásicos pioneros como "Blancanieves y los siete enanitos", "Bambi" o "La cenicienta", siguiendo por ejemplos de su segunda edad dorada como "La sirenita" o "La bella y la bestia", y acabando por hits de última era como "Frozen: El reino del hielo" o la versión fotorrealista de "El Rey León" del año pasado.

Hay que sumar, además, las referencias de las grandes marcas compradas por Bob Iger desde que se convirtió en CEO de la compañía en el 2005: Pixar, Marvel, Lucasfilm/Star Wars y (como parte de los activos de entretenimiento de 21st Century Fox) National Geographic.