Pedro Arcos González es profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo. Está especializado en medicina preventiva y salud pública, epidemiología de emergencias y desastres y control de enfermedades transmisibles en emergencia. Ha sido presidente de Médicos Sin Fronteras en España y ha trabajado en control de epidemias en catorce países de Asia, África y América.

-¿Cuál es su valoración global de la situación generada por la pandemia de COVID-19?

-A nivel global está sucediendo lo que esperábamos que sucediera: un aumento global sostenido que se prolongará seguramente durante varios meses más, pero con grandes diferencias en los tiempos en que se alcanzarán los picos de incidencia según las zonas geográficas y en los distintos países.

-¿Por qué estos desfases?

-Porque las medidas adoptadas y las capacidades de preparación y respuesta de cada país varían mucho y han sido adoptadas en momentos diferentes. Resulta especialmente preocupante la situación que se va a producir en poco tiempo en los países con bajos ingresos o poco nivel de desarrollo. En estas zonas, los impactos en morbilidad y mortalidad van a ser mucho mayores

-¿Cómo valora la estrategia y las medidas adoptadas en España?

-La estrategia y las medidas adoptadas por España son correctas y son las que están indicadas desde una perspectiva epidemiológica. Es cierto que son medidas centradas esencialmente en la fase de respuesta y que en el futuro deberán hacerse esfuerzos por poner en marcha estrategias preventivas y de preparación, no solo de respuesta. Por ejemplo, es esencial conocer bien cuál es la capacidad de expansión funcional que tienen nuestras instalaciones sanitarias en caso de emergencia.

-¿Se ha actuado tarde o eso es una crítica a toro pasado?

-Es cierto que si estas medidas se hubieran adoptado antes, por ejemplo dos semanas antes, hubiéramos ganado tiempo y la circulación del virus hubiera sido menos intensa y más controlable en sus impactos. Pero esta es una decisión con un fuerte componente político y, por tanto, difícil de tomar.

-¿Seguiremos de modo inexorable el camino de Italia?

-En términos epidemiológicos es probable que así sea, pero nuestro sistema de salud es mejor que el italiano.

-¿Qué dos o tres medidas considera más prioritarias?

-Ahora mismo hay dos prioridades absolutas. La primera es reducir la cantidad de virus circulante y la probabilidad de contagio para revertir la incidencia de infectados y de casos, especialmente en los grupos de población más vulnerables. Para ello, las medidas de aislamiento y reducción de movilidad son las adecuadas. La otra prioridad es evitar el colapso funcional de los hospitales y ser capaces de seguir atendiendo las patologías cotidianas no relacionadas con el coronavirus.

-¿Qué actitudes o conductas ve necesario evitar a toda costa?

-Hay que evitar a toda costa banalizar y no seguir las recomendaciones y restricciones impuestas. Son indicaciones muy claras, fáciles de cumplir y todo el mundo las conoce. Por tanto, no hay justificación para no hacerlo. Por otro lado, en otro ámbito de cosas, hay que dejar de enviar wasaps con cosas absurdas que no sirven más que para perder el tiempo. Y también hay que evitar la sobresaturación y la cacofonía que están produciendo algunos medios de comunicación. Habrá que volver a leer "La sociedad del espectáculo", de Guy Debord.

-¿Cómo pueden evolucionar los acontecimientos?

-Si la población sigue las indicaciones que se han dado, los profesionales sanitarios siguen trabajando tan excelentemente como lo están haciendo y logramos evitar el colapso funcional de los hospitales, en dos meses la situación habrá cambiado completamente.

-¿Teme un colapso de los centros sanitarios?

-Hay un riesgo real de colapso funcional de los hospitales, pero estamos a tiempo de evitarlo.