Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El televidente

El iceberg era un matrimonio nudista

La polémica sacude el estreno de "First dates crucero" tras descubrirse el engaño protagonizado por dos participantes

Jero y Adriana, los falsos solteros nudistas de "First dates".

"Lo que ha unido el nudismo, que no lo separe el hombre". Este podría haber sido el resumen del primer programa de "First dates crucero" si no fuese porque todo lo que vimos en pantalla resultó ser una gran mentira. Jerónimo y Adriana, la pareja que acaparó toda nuestra atención resultó ser un matrimonio que tenía ganas de viajar gratis y demostrar sus dotes para la interpretación. ¡Tiembla Joaquín Phoenix!

Como buen representante de la picaresca española, Jero nos contó en primera persona algunos detalles de una vida trepidante por medio mundo y "desnudó" su alma al reconocer que se había enamorado a primera vista de una mujer a la que solo había visto "en dos ocasiones". Por eso pidió que se la trajesen al programa. Ella no se quedó atrás. "¿Te conozco de algo? Me suena tu cara". Todo era una maravilla, conexión pura. "Ay, coincidimos en todo". Los dos practicaban el nudismo, pedían lo mismo para cenar, les gustaba la carne casi cruda e incluso comieron el postre intercambiando cucharas. Vamos, un sueño. El único detalle que se les olvidó mencionar es que se habían casado hace 10 años.

Una farsa

Sí, han leído bien. Todo era una farsa, la pareja solo se estaba riendo del programa (y de nosotros). "Puedo decir que estoy enamorado", reconocía Jero a cámara 20 minutos después de "conocer" supuestamente a su mujer y antes de subir con ella al camarote. Un baño desnudos en el jacuzzi y un "edredoning" pusieron la guinda a una cita que le daba oro puro al programa y que ahora solo le trae quebraderos de cabeza. Jero y Adriana, "actores del método", consiguieron llevarse también a su terreno a Lidia Torrent, que lloró con la feliz pareja en su habitación al comprobar, a la mañana siguiente, que el disparo de Cupido había sido certero.

Con el engaño al descubierto, a la productora no le quedó más remedio que reconocer lo que había sucedido: "Después de 5.200 citas una pareja nos la ha colado. Embusteros del mundo, no nos estropeéis un programa tan bonito". Pobre Carlos Sobera, todavía le veo en la cubierta, sonriente y orgulloso, invitándonos a "zarpar en el barco del amor"...

Entiendo que en un crucero hay más distracciones que en un restaurante. Seguro que es muy difícil encontrar perfiles que funcionen en pantalla, pero hay que estar atentos a los icebergs. A veces, lo que te hunde el barco es una masa de hielo que impacta contra el casco y otras, un matrimonio canario de casi 70 años aficionado al nudismo que se ríe de ti.

Compartir el artículo

stats