Pulpo a la gallega en La Gran Manzana o lacón con grelos en pleno Amazonas. Nada es imposible si la morriña gastronómica te estruja el alma cuando pones tierra de por medio. Los avances en I+D+i aplicados a la alimentación han resuelto con nota -cada vez mejor- esas ausencias de mesa y mantel en la lejanía: los sabores de casa. Y los gallegos, con el extraordinario recetario y buen comer que nos acompaña, llevamos prendidas en el corazón un par de decenas de papilas gustativas. Una faena, ¿o no?

Pues no decimos que sea lo mismo, que no lo es, pero como decía Carmen Machi en '8 apellidos catalanes': "¡Chica, déjame vivir al límite!". Pues eso, que si los grelos en lata están buenísimos,si los grelos en lata están buenísimos la lamprea a la bordalesa es una conserva de lux (y la ahumada ni te cuento); si con las vieiras en salsa te chuparás los dedos y puedes tomarte tu ración de caldo gallego en pleno desierto del Sáhara (por la noche, sí, refresca), pues este era otro paso en la evolución de la oferta gastronómica: el 'fast food' de las recetas

Y buscando hemos encontrado que una de las fórmulas elegidas más impactantes es la de las patatas fritas de bolsa (patatillas para nosotros). De pulpo a la gallega, sabor berberecho o de mejillones. Cada cual que puntúe su cata. Al fin y al cabo, el mundo de los aperitivos preparados va dos pasos por delante con las versiones más inesperadas que podréis encontrar en los estantes de las grandes cadenas alimentarias: al vino blanco, de huevo frito o a la cebolla caramelizada sol algunas de las propuestas disponibles. ¿Picamos?