En la pasada edición de Conxemar -el 2 de octubre arranca la vigésima- el cambio climático entró en los despachos privados de los stands. "¿Cómo vamos a planificar una campaña si aparecen atunes frente a las Cíes?". Es el mismo fenómeno que, según el Instituto de Investigacións Mariñas (IIM), ha traído barracudas a Redondela -son oriundas del norte de África- o langostinos de Sanlúcar de Barrameda a Bueu; el mismo que ha hecho desaparecer buena parte del pulpo de las costas. De momento las descargas en las lonjas gallegas han caído un 35%, y otro 50% respecto a los ocho primeros meses de 2016. Es tal la escasez y tanta la apetencia que su cotización ha dilapidado las estadísticas. Hasta ahora el precio anual más alto que había alcanzado el pulpo en los pósitos gallegos habían sido los 7,15 euros que se abonaron entre enero y septiembre de 2017 de promedio; en lo que va de año supera ya los 10,7 euros, otro 50% más.

"Esta semana se relajaron un poco los precios por la pesca de Marruecos", explica el director general de Congelados Maravilla, Giuseppe Mellino. Es también el propietario de la marca de pulpo Benito Alonso, que elabora únicamente con ejemplares de la costa de Galicia y norte de Portugal; llevaba un año sin haber podido encender las máquinas ante la falta de oferta y los precios. "La semana pasada sí pudimos hacer tres elaboraciones, unos 3.000 kilos". Toda su producción de Benito Alonso se va fuera de España, a Italia. En lo que va de año este país ha comprado en Galicia más de 600 toneladas mensuales de este cefalópodo, a razón de unos 20.000 kilos diarios.

"Los precios son un disparate y la presión de Italia y Japón es muy fuerte", constata otro directivo del sector. Los italianos son los primeros consumidores del pulpo gallego, que compran casi el doble que los portugueses. Pero la medalla de bronce está fuera del continente, en Estados Unidos, hacia donde la industria gallega exportó 645 toneladas en el primer semestre. La determinación de mercados externos de pagar este producto por caro que sea ha encarecido más la tapa en Galicia; aunque es un 50% más caro y aunque las capturas han caído con estrépito, las empresas gallegas nunca habían vendido tanto al exterior, y los principales clientes han elevado sus compras: Francia, Países Bajos, Japón, Alemania, Suiza...

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Compras

Pero las capturas locales no son suficientes, por eso las importaciones de materia prima también alcanzaron un máximo histórico. Hasta junio la industria gallega había comprado más de 13.770 toneladas de pulpo, un 6% más que en el mismo periodo del año pasado. Marruecos fue el primer caladero para el sector, ahora con presencia industrial directa tras la compra de Sofinas por parte de la compañía viguesa Grupo Profand. Del país magrebí arribaron 6.850 toneladas; el kilo del ejemplar de más tamaño, el de más de dos kilos, se pagaba esta semana a unos 13 euros. En Mauritania -ya sin presencia directa en las aguas tras la expulsión de la flota cefalopodera en agosto de 2012- la campaña fue peor, aunque las compras de mantuvieron por encima de las 2.500 toneladas. Lo mismo ocurrió en Senegal: entre enero y junio de 2017 las importaciones a Galicia habían rebasado las 700 toneladas, pero esta vez apenas superaron las 200. Eso sí, pese a la escasez, tanto la flota artesanal como los industriales coinciden en la "excelente" calidad del producto esta campaña.