El exprofesor pederasta confeso de los Maristas de Sants-Les Corts, en Barcelona, Joaquín Benítez, se sentó ayer ante el banquillo para responder de los abusos sexuales a cuatro alumnos cuando impartía clases de gimnasia. Ayer, a la salida de la Audiencia de Barcelona, donde se celebra el juicio, Benítez pidió perdón a las víctimas y aseguró que "había más" docentes implicados en abusos.

El padre que destapó el caso, Manuel Barbero, comentó que están intentando negociar un pacto y que no aceptarán una condena de menos de 16 años de cárcel aunque, según las fuentes consultadas, el acusado no tiene intención de pactar. "Sería positivo para las víctimas porque no tendrían que volver a revivir todo lo que les pasó y no se les cuestionaría", manifestó Barbero. La Fiscalía pide 22 años de condena para Joaquín Benítez, que entró y salió de la Audiencia con el rostro cubierto por un pasamontañas.

El exprofesor justificó los abusos al decir que él también fue víctima de abusos sexuales en su infancia y que "tenía la actitud normalizada", y refiriéndose a los niños de los que abusó dijo que "vivir toda la vida como víctimas" es una elección propia. "Desde 2011 he sido una persona impecable y soy un hombre nuevo, me quité toda esa porquería de la cabeza", declaró.