"Una conversación que escuché en una playa en Galicia hizo resurgir un fantasma literario de mi pasado, de hacía 30 años". Así confesaba la catedrática de Literatura Española y novelista, Marina Mayoral, el germen de su nueva novela "La única mujer en el mundo" (Edhasa), que presentó por primera vez en España ayer, en el Club Faro.

"Mi pareja y yo íbamos camino de mi casa de Galicia cuando él, que era quien conducía, dijo que tenía que descansar. Lo haría en una playa salvaje. Yo me tumbé también pero enseguida despertaron mi curiosidad los retazos de una conversación. Eran las voces de dos hombres que caminaban por la orilla del mar. Por la diferencia de edad podrían ser padre hijo", aseguró sobre quienes inspiraron a los personajes que en su novela son un profesor jubilado de Historia del arte y alumno, y mantienen una relación. "Mi imaginación empezó a funcionar. La mujer de la que ellos hablaban" -y que en la ficción bautizaría como Luz Áurea- "es, precisamente uno de mis fantasmas literarios", indicó.

La dulce voz de Mayoral se referiría más tarde a esa mujer voluminosa, guapa, de tez y ojos claros, que había visto en la realidad en Lanzarote hace unos 30 años y que ya había sido la protagonista de su novela "La esfinge". Coincidía con el relato que hacían aquellos dos hombres. Y es que, durante su ameno coloquio sobre la construcción de los personajes, Marina Mayoral, reconoció que el único modo de aplacar a esos 'fantasmas' que a veces se le aparecen, es escribirlos.

Los fragmentos de vida y de conversación despiertan las musas de Marina Mayoral, mujer curiosa de ondulada melena gris. No era la primera vez. Una frase que escuchó a una mujer en el aeropuerto de Barajas: "tú eres lo único que yo he deseado realmente en la vida", dio origen a las más de 300 páginas de su novelas, "Deseos".

El sociolingüística, ensayista, y poeta, además de amigo de la escritora, Xesús Alonso Montero, diseccionó algunas de las constantes del universo literario de Mayoral -con quien compartió mesa en el almuerzo y había compartido profesor en la Universidad Complutense (Rafael Lapesa), hace décadas- y con quien, también, se asomaba al menos por segunda vez a la tribuna del Club Faro.

Recordó Alonso Montero que "Brétema", esa palabra sinónimo de niebla en gallego, sitúa la novela de Mayoral en Galicia y, quizás, podría refeirse al Mondoñedo natal de la autora. En una presentación realizada en gallego, Alonso Montero aludió al talento narrativo de la autora gallega, que bebió de Emilia Pardo Bazán o, como estudiosa, de Rosalía de Castro. "La originalidad narrativa de esta novela sintética y dialogada parece un guión cinematográfico", aseguró Montero. Además, el expresidente de la Real Academia Galega aludió a la personalidad muy bien construida de Damián, uno de los protagonistas de "La única mujer en el mundo", al tiempo que explico que Luz Áurea aparece como un hada aunque algunos la consideren una bruja: "Es una persona que forzosamente nos atrapa. Se podría hacer solo una novela con esos dos personajes".

Sobre la temática, Xesús Alonso Montero hizo alusión a que Marina Mayoral toca temas como la violación o la bisexualidad, " que se tratan porque están en la realidad no porque estén de moda ".

La construcción de los personajes centró otra de las anécdotas divertidas: "Yo no soy responsable de lo que hacen y dicen los personajes de mis novelas. Yo no opino. El personaje cobra autonomía, como un hijo" -defendió- "paso más tiempo mirando por la ventana lo que hacen los protagonistas, que escribiendo".

Más tarde, ante preguntas del público, Marina Mayoral ahondaría en que "un buen novelista no debe de manipular a sus personajes, debe respetar su independencia. También recordó un pasaje que le ocurrió con Camilo José Cela, quien le dijo " a mí nunca se me rebela un personaje, o le doy dos hostias para que vuelva su sitio ". La respuesta no se hizo esperar en forma de risas cómplices por parte de los asistentes. A otra de las preguntas del público, se refirió a su doble carrera: "Para los novelistas, era una profesora que escribe novelas; para los docentes, una escritora que da clases".

Asimismo, la escritora aseguró que hay " pequeños hechos de la vida cotidiana, reiterados, que van creando un camino. Muchas pequeñas cosas de la cotidianidad determinan o condicionan el futuro". Ese pensamiento dio origen a la lectura del capítulo en el que se narra como se conocen Luz Aúrea y Damián, un pequeño de casi 8 años que se queda enganchado en una verja intentando robar manzanas y es liberado por esa mujer voluminosa, pero guapa.