El Día da Ilustración, que se celebra hoy, 30 de enero, tiene como protagonista al ilustrador vigués Federico Ribas Montenegro (1890-1952), pionero de la publicidad, uno de los primeros humoristas gráficos de FARO y el ilustrador más cotizado en España en los años 20. Formado en el París de la belle epoque, sus dibujos de aires art deco reflejaron una mujer libre, dinámica y deportista. Su figura, olvidada durante décadas, se recuerda en la sala de exposiciones de la Biblioteca de Galicia, en el monte Gaiás de Santiago, y hoy se celebrarán actividades en todas las bibliotecas que gestiona la Xunta: Vigo, Ourense, Pontevedra, Santiago, Lugo, A Coruña y la Biblioteca de Galicia.

Según la Asociación Galega de Profesionais da Ilustración, el objetivo del Día da Ilustración es homenajear cada año a "un gran ilustrador gallego que merece ser redescubierto por las nuevas generaciones de lectores y creadores". Pocos artistas lo merecen tanto como Federico Ribas, quien tras su muerte en Madrid en 1952, tres años después de regresar del exilio, cayó en el olvido. Una muestra antológica organizada en 1991 por CaixaVigo (hoy Abanca) ayudó a recuperar su figura.

Nacido en Bouzas en 1890, hijo de comerciantes acomodados, emigró a Argentina en 1908 de forma ilegal, ya que estaba en edad para ser reclutado. En Buenos Aires comenzó a trabajar en varias revistas, y en 1912 se marchó a París para establecerse cerca del artístico barrio de Montmartre. Allí, en una academia libre, perfecciona su estilo, colabora en "Mundial", revista que dirige Rubén Darío, y se casa con Georgina.

Al estallar la I Guerra Mundial vuelve a España y vive entre Bueu y Vigo antes de establecerse en Madrid. En la capital trabaja en revistas y periódicos, como "La Esfera", "Blanco y Negro" y "Mundo Gráfico". Realiza también dibujos de humor para FARO DE VIGO y "El Pueblo Gallego".

Fue cartelista de la casa de perfumes Gal, proveedora de la Casa de S.M. el Rey, y según Luis Seoane fue el ilustrador mejor pagado de los años 20 en Madrid. Popularizó un modelo de mujer moderna e independiente, y sus anuncios para marcas como Heno de Pravia, Codorniu o Massó destilaban elegancia y buen gusto.

La Guerra Civil lo sorprendió en Bueu, donde veraneaba y recibía a Rómulo Gallegos, Maruja Mallo y, en ocasiones, Castelao. Se ocultó en Vigo y embarcó para Punta del Este (Urugay). De ahí pasó a Buenos Aires, donde dirigió la revista "Atlántica".

La exposición "Federico Ribas: As liñas da beleza" puede visitarse en la Biblioteca de Galicia, en el Gaiás de Santiago, hasta el 7 de marzo.