Una de las grandes incógnitas de la historia es si Jesús existió. Y la respuesta es sí, aunque no es el personaje que recoge la Biblia, sino un rabino, carpintero de profesión, que vivió en Galilea en el siglo I. Con sus seguidores, predicó la religión judía hasta que sus discursos comenzaron a inquietar al mismísimo emperador Tiberio, por lo que acabó ejecutado acusado de sedición. En los primeros cincuenta años después de su ejecución, su figura comienza a mitificarse; comienza a nacer la figura bíblica de Jesucristo. El filólogo Antonio Piñero, uno de los grandes referentes mundiales en cristianismo primitivo, se acerca a la figura de Jesús de Nazaret en su nueva obra, "Aproximación al Jesús histórico" (editorial Trotta), que presentará en Casa del Libro de Vigo el próximo jueves a las 19.30 horas.

-¿Existió Jesús?

-Soy de los defensores a ultranza de que es absolutamente seguro, desde el punto de vista científico, de que ese Jesús de Nazaret existió, pero no es Jesucristo.

- ¿No son la misma persona?

-Una cosa es Jesús, que es un carpintero, un artesano, y que en sus ratos libres, como otros rabinos de la época, le robaba horas al sueño para aprender la escritura y predicarla. Este individuo, Jesús de Nazaret, es perfectamente encajable dentro de lo que era el Israel del siglo I. Cuando la gente dice que Jesús nunca existió, lo que hace es pegarle a la figura de Jesús toda esa teología del Cristo que es el hijo de Dios y que murió en la cruz por salvar a la humanidad, resucitó y subió a los cielos. Si usted quiere creerlo es razonable, pero Jesucristo, mezcla de Jesús y el Cristo celestial, evidentemente no existió para la historia porque tiene un elemento sobrenatural celeste.

-¿Cuándo se mitifica su figura?

-En los 20 o 45 años después de su muerte, sus seguidores están totalmente convencidos de que Jesús, que para ellos era el maestro pero que para el imperio romano era un sedicioso que había predicado un reino de Dios en Jerusalén donde no cabían ni Poncio Pilatos ni Caifás ni el emperador Tiberio y que murió en la cruz, había resucitado y lo que es más fantástico, que vivía espiritualmente entre ellos. Entre lo que va de su muerte y la escritura de los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas, se han puesto todos los fundamentos para la mitificación de los personajes, absolutamente todos. Después se irán desarrollando esas ideas. Esa mitificación por escrito comienza con las cartas de Pablo, aunque no pretendiera fundar una religión aparte.

-¿Y Jesús?

-Tampoco. Aunque no sabemos nada de la historia antigua y todo lo tenemos que decir con: "Me parece", "Es probable", "Es plausible", con todos los elementos que tenemos, los historiadores independientes definimos a Jesús como un judío integral, fiel a su religión, devoto de Yahvé e incluso devoto del templo, aunque quisiera reformarlo; es un exhortador a cumplir la ley de Moisés en lo esencial. No quería romper el judaísmo ni fundar una nueva religión y en esto hay un consenso. Incluso diría que los teólogos católicos más avanzados también creen que el cristianismo como algo distinto al judaísmo empieza después de la muerte de Jesús.

-¿Se creyó el Mesías?

-Hay que tener en cuenta que la palabra Mesías y, sobre todo, hijo de Dios no eran como hoy las entendemos. En Israel, el hijo de Dios es el rey o el sumo sacerdote, pero son hijos adoptivos; siguen siendo hombres corrientes: "Yo seré para ti tu padre y tú para mí mi hijo". Sin embargo, hay una gran discusión. Hay quienes dicen que Jesús se creyó hasta el final de sus días el gran profeta, el que anuncia el cambio en el mundo y una revolución notable en la que los primeros será los últimos y los últimos los primeros. Otros, entre los que me incluyo, dicen que al final de su vida, empujado por sus seguidores, sí se creyó el Mesías de Israel, es decir, el paso del profeta al Mesías es corto y peligrosísimo porque si yo digo que va a venir el reino de Dios y tú, Pilatos, no tienes entrada si no te haces judío, ¿qué hacen Tiberio y Pilatos? Quitarlo de en medio. Sin más.