Toda una generación corre el riesgo de tener un coeficiente intelectual menor como consecuencia de la contaminación del aire y su impacto en el desarrollo cognitivo y neurológico de los niños, reveló ayer la Organización Mundial de la Salud (OMS). "Estamos poniendo a una generación entera en riesgo de tener un coeficiente intelectual menor", dijo la directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la OMS, la española María Neira.

La experta consideró "nuevas y preocupantes" las constataciones del primer Informe sobre la Contaminación del Aire y la Salud Infantil publicado ayer por la Organización, que indica que el impacto de la contaminación ambiental en un ser humano empieza casi desde el momento de su concepción.

Esos efectos nocivos afectan de forma dramática el desarrollo del niño, la formación de sus órganos desde su nacimiento hasta la adolescencia, y aumentan fuertemente su riesgo de sufrir de enfermedades respiratorias agudas y de desarrollar enfermedades crónicas, como la diabetes, obesidad, cardiovasculares y cáncer en su vida adulta. "Los niños son muy frágiles y, entre otras cosas, respiran dos veces más que los adultos, lo hacen más frecuentemente por la boca y sus mecanismos de protección no están totalmente desarrollados", explicó Neira. Las grandes revelaciones del informe de la OMS son que el 93 % de los niños menores de 15 años respiran a diario un aire que está tan contaminado que pone en riesgo su salud y desarrollo, y que uno de cada diez menores de cinco años muere por esta causa.

Según las estimaciones más actualizadas, un total 600.000 niños murieron en 2016 por infecciones respiratorias agudas provocadas por la contaminación.

"El cerebro y los pulmones se desarrollan hasta la adolescencia", explicó Neira a ese respecto.

Para exponer estos resultados, la OMS acogerá en los próximos tres días la primera Conferencia Global sobre Contaminación del Aire y la Salud, a la que ha invitado no sólo a representantes de la sanidad, sino del sector de la energía y del transporte, que son los principales emisores de las partículas finas contaminantes. "Después de esta conferencia nadie podrá decir nunca más que no se sabía", recalcó Neira, quien enfatizó que en algunas ciudades -mencionó Nueva Delhi, Ciudad de México y Lima- "la situación es insostenible".

Los niños en los países de ingresos medios y bajos son los más afectados, con un 98 % de menores de cinco años que respiran partículas finas suspendidas en el aire a niveles superiores a los recomendados por la OMS.

Partos prematuros

Por otra parte, las mujeres embarazadas que respiran el aire tóxico son más susceptibles de dar a luz de forma prematura, mientras que el bebé tiene más posibilidades de tener menor peso y talla al nacer.

En la pequeña infancia, la relación entre la contaminación del aire y el asma "es clara", mientras que "hay evidencia de que la exposición prenatal y en la niñez a la contaminación del aire está asociada al aumento del riesgo de leucemia y otros cáncer", señala el informe.

Una de las fuentes de contaminación más peligrosa para los niños está dentro de sus propias casas, ya que prácticamente la mitad de la población mundial utiliza artefactos y combustibles altamente contaminantes para cocinar.

La contaminación interior combinada con la que hay al aire libre causan más de la mitad de las infecciones respiratorias agudas en niños hasta los cinco años en los países en desarrollo. Neira dijo que se puede intentar proteger a los niños de esta exposición, pero que la solución real pasa por "cambiar las fuentes de energía" contaminantes por limpias, tanto en la preparación de los alimentos, en los transporte y en el funcionamiento de las ciudades en general.

Asimismo, la OMS alertó de que el 90 por ciento de la población respira aire contaminado y que, por esta causa, cada año mueren 7 millones de personas, ya que tiene un efecto "equivalente" al de fumar tabaco y "mucho más alto" que el de tomar mucha sal.

"De la contaminación del aire es difícil escapar, porque no importa qué rica sea el área en la que se viva, ya que está a nuestro alrededor. Los contaminantes microscópicos en el aire pueden deslizarse más allá de las defensas de nuestro cuerpo, penetrando profundamente en nuestro sistema respiratorio y circulatorio y dañando nuestros pulmones, corazón y cerebro", alertó la OMS.