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La Academia Sueca premia el desarrollo de la inmunoterapia para combatir los tumores

Los médicos que enseñan al organismo a luchar contra el cáncer ganan el Nobel

"Estas investigaciones marcan un cambio de paradigma", afirma el español Juan Fueyo, compañero de hospital de James P. Allison, uno de los premiados junto a Tasuku Honjo

Los médicos que enseñan al organismo a luchar contra el cáncer ganan el Nobel

El biólogo estadounidense James P. Allison y el médico japonés Tasuku Honjo han sido distinguidos por la Academia Sueca con el Premio Nobel de Medicina por sus estudios para desarrollar la inmunoterapia en la lucha contra el cáncer. Unos avances que, en palabras del investigador español Juan Fueyo -que trabaja en la misma institución sanitaria que Allison, el Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas- suponen "un cambio de paradigma" en la lucha contra los diferentes tipos de la enfermedad. En esencia, las investigaciones de Allison y Honjo se centran en "enseñar" al sistema inmunológico de las personas a luchar contra la enfermedad, en vez de atacar directamente las células tumorales. Así, su trabajo ha revolucionado el tratamiento contra el cáncer de pulmón o el melanoma y varios tipos en fase metastásica, y ha cambiado fundamentalmente la forma de combatir ese mal, precisó la Academia.

"En la década de 1980, Allison, que entonces estaba en San Francisco, identificó cómo las células del sistema inmune se relacionan con otro tipo de células, el receptor de las células T. Esto ayudó a entender cómo los glóbulos blancos interactúan con células cancerígenas", explica Fueyo. Ya en la década de 1990, Allison identificó una proteína, la CTLA-4, que inhibe la acción de los linfofitos, los glóbulos blancos.

"Allison diseñó un anticuerpo que bloqueaba el CTLA-4 en ratones con cáncer. Tratados con ese anticuerpo, el cáncer desaparecía. Publicó los resultados en la revista 'Science', en marzo de 1996. Y posteriormente otro investigador, el japonés Tasuku Honjo, con el que Allison comparte el Nobel, describió una molécula parecida, la PD-1, que tiene menos efectos secundarios que el tratamiento de Allison", explica Fueyo, quien insiste en el cambio de paradigma que supuso ese avance: "Allison no combate las células tumorales, no le importa el tipo de cáncer ni si hay metástasis: lo que hace es estimular el sistema inmunológico para que sea el que combata la enfermedad". En su propia investigación, sobre terapias víricas, las investigaciones de Allison han tenido gran influencia.

Fueyo celebra el premio para Allison aludiendo además a su talla humana."Es una persona extraordinaria, un sabio que tiene también un aspecto de inteligencia emocional muy grande, la gente le quiere mucho", explicó.

El propio Allison, tras conocer el galardón, aseveró que la inmunoterapia se generalizará como parte del tratamiento contra el cáncer que reciban todos los pacientes de aquí a cinco años.

"Después de muchos años de resistencia, el campo del cáncer comienza a aceptar la inmunoterapia como un cuarto pilar, junto a la radioterapia, la cirugía y la quimioterapia, en las terapias contra el cáncer", dijo el científico en una rueda de prensa en Nueva York.

Allison dijo ansiar que la inmunoterapia se use en combinación con las otras tres, y aseguró que "no va a sustituirlas, sino que va a formar parte de la terapia que todos los pacientes reciban en 5 años aproximadamente, y va a ser curativa en muchos de ellos".

Allison alabó el trabajo de Honjo, a quien le une una relación profesional desde hace 30 años y quien descubrió en 1992 la proteína PD-1, un inhibidor de las células inmunitarias T que ayuda a controlar las respuestas inmunitarias del cuerpo.

En combinación con la proteína CTLA-4, que funciona como freno de las células T y con la que estadounidense logró curar a ratones con cáncer, las terapias resultantes han sido consideradas efectivas en el tratamiento de diferentes tipos de cáncer, según un estudio y diferentes ensayos clínicos.

Allison, director ejecutivo de la Plataforma de Inmunoterapia del centro Anderson, de la Universidad de Texas, explicó que las terapias tradicionales utilizan altas dosis de quimioterapia y radiación para "matar hasta la última célula cancerígena", pero "esa ya no es la meta".

Aseguró que ideas como esa, y como la que le llevó a investigar la proteína CTLA-4 de una manera diferente a lo que se estaba haciendo durante años, provienen "no de querer matar el cáncer, sino de intentar entender cómo funciona el cáncer".

En ese sentido, recalcó la necesidad de "seguir financiando la investigación básica, que es de donde vienen esas ideas", ya que "los grandes saltos vienen de la ciencia básica". "No puede estar todo el mundo diciendo que intenta curar la enfermedad, no funciona así", apostilló.

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