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Al "vapeo"se le suben los humos

La moda de los "e-cigarrillos" se extiende mientras las alertas sanitarias crecen

Una joven usando un cigarrillo electrónico. // Reuters

Un cigarrillo electrónico con el aspecto de una memoria USB, que para muchos padres pasa totalmente desapercibido en la habitación de sus hijos es la nueva moda que arrasa entre los adolescentes de Estados Unidos. Se trata de 'Juul', un cigarrillo electrónico que se camufla porque parece un pen drive y los chicos dan caladas en clase sin que se dé cuenta el profesor. Pero también en España crecen los 'vapeadores': guías para elegir el mejor cigarrillo electrónico, en las que los precios van de 15 a 84 euros, modelos personalizados y cada vez con más sabores -cereza, chocolate, manzana o incluso marihuana- son la más certera muestra de la moda creciente del sistema. Eso, mientras crecen las alarmas sanitarias al respecto: el último, un informe en la revista "Thorax".

"Tras cinco años de trabajo duro para conseguirlo, el próximo 19 de septiembre se celebrará en Barcelona el primer primer Congreso sobre Ciencia de reducción de daños por tabaquismo en España, organizado por ANESVAP y MOVE", anuncian en su web los organizadores, la Asociación Española de Vaporizadores Personales (ANESVAP) al tiempo que publicitan un 'cartel' de doctores y profesores que ilustrarán científicamente el evento.

"Los cigarrillos electrónicos pueden ayudar a los fumadores empedernidos a cambiar un hábito por otro, del que aunque no se puede establecer su nivel de seguridad, al menos parece menos dañino, pero no está nada claro que les vaya a ayudar a abandonar el hábito per se [...], defiende la oncóloga gallega Isabel Lorenzo. "Hoy por hoy se ignora si son o no inocuos para los expuestos tanto activamente como pasivamente a ellos, pero lo que ya se sabe con seguridad es que fidelizan el consumo de los ya fumadores e incitan a iniciarse en el consumo, a progresar al cigarrillo convencional más tóxico y a volverse adictos a él a la población más vulnerable: la adolescente", critica la experta. "Las consecuencias por largo tiempo no se conocen porque han estado en el mercado menos de una década".

"Su uso se ha ido extendiendo rápidamente. Preocupa el atractivo hacia los jóvenes y su potencial adictivo y posterior transición hacia el cigarrillo convencional y queda la duda si puede ser puerta de entrada al uso de otras drogas ilegales, coincide el catedrático de Toxicología vigués, Tomás Camacho, que añade que hace cuatro años ya había medio millar de marcas de cigarrillo electrónico y más de 7.000 saborizantes. "A nivel mundial su uso se ha incrementado alcanzando un 4% de prevalencia en el Reino Unido y 6,8% en EE UU, siendo creciente su utilización en adolescentes y jóvenes". Al mismo tiempo, Camacho explica que la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) considera que es necesario y urgente que las autoridades sanitarias españolas regulen el cigarrillo electrónico y sus accesorios como una medicación y que las comunidades científicas promuevan "estudios clínicos amplios y de calidad que eviten las deficiencias metodológicas que tienen los que hasta ahora se han realizado y que sirvan para determinar de forma fiable la eficacia y la seguridad de uso del cigarrillo electrónico".

La oncóloga Isabel Lorenzo explica que hasta la fecha solo se han podido identificar unos 500 productos químicos de los más de 10.000 que se estima que contienen el humo del cigarrillo, y gracias a ello "ya tenemos un conocimiento más completo de los constituyentes químicos de los cigarrillos electrónicos que del tabaco". Se remite al Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, donde llevan advirtiendo desde 2015 de algo muy peligroso: ese halo con el que los fabricantes y consumidores de cigarrillos electrónicos están envolviendo su producto de "no es tan malo" viene propiciando un nuevo incremento de consumo desde la adolescencia, y lo que es peor: cuando las campañas antitabaco iban ya haciendo su efecto y en la década de los 2000 se fue registrando un descenso progresivo de consumo de tabaco, ahora se está elevando de nuevo, y lo que es peor: entre los adolescentes más jóvenes.

"La legislación contra el tabaco que prohibió fumar en los locales públicos y en todos los recintos de edificios administrativos fue un avance social y para la salud pública de primera importancia, si bien se necesita ampliarlo a otros espacios tales como parques y jardines, las playas, y en general todos los espacios abiertos de propiedad pública", concluye Lorenzo.

Tomás Camacho - Doctor toxicología

"Es necesario que se regulen como medicación y se hagan estudios clínicos de su seguridad"

Isabel Lorenzo - Oncóloga

"Hoy aún se ignora si son o no inocuos para los que activa o pasivamente están expuestos a ellos"

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