La Fiscalía mantiene la petición de cinco años de cárcel por dos delitos de sustracción de menores y ha sumado el de desobediencia para Juana Rivas, que permaneció un mes en paradero desconocido con sus dos hijos para no entregarlos al padre italiano. El Ministerio Público elevó a definitiva la petición de condena a cinco años de prisión para esta madre de Maracena tras el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal 1 de Granada, en el que Rivas reiteró que se siente víctima de violencia de género y defendió su inocencia. El juicio, que estaba fijado para el pasado junio, se suspendió entondes por la renuncia a la defensa del letrado Juan de Dios Ramírez y se ha retomó ayer con el abogado José Estanislao López.

La vista ha servido para recordar que Juana Rivas se trasladó desde Italia hasta Maracena en mayo de 2016, que viajó con sus dos hijos fruto de su relación con el italiano Francesco Arcuri y que fue postergando su vuelta hasta que en agosto comunicó a su expareja que no regresaría.

Rivas explicó que se instaló en España con los dos menores para evitar regresar a Italia "bajo la tortura" de Arcuri, a quien denunció por malos tratos en 2016 en una causa sin resolver, y que en 2009 aceptó una condena por lesiones.

"Soy madre y he venido escapando del maltrato, ¿cómo los iba a entregar?", manifestó Rivas, que reiteró su posición de víctima de violencia de género y que actuó por la seguridad de sus hijos.

Detalló que creía que estaba amparada por las leyes porque iba recurriendo cada decisión judicial, ha dicho que entendió que podría tener "represalias" pero no que se enfrentaría a una petición de cárcel y subrayó que lo hacía para defender a sus hijos del maltrato, hasta que el juez le recordó que la comparecencia no era para un juicio por malos tratos. Rivas se negó a contestar a las preguntas de la acusación particular y, en respuesta a las de su letrado, explicó que en todo el proceso fue haciendo caso a lo que le decían sus abogados.

El padre de los menores declaró por videoconferencia desde la isla de Carloforte en la que reside con los niños y recordó que al principio, desde mayo de 2016, sí hablaba con los hijos, una relación que se fue debilitando hasta que le impidieron las comunicaciones en noviembre de ese año, lo que motivó su denuncia y negó ser un maltratador.