"La investigación es cara, compleja y complicada pero nosotros somos competitivos y eso es muy importante. Les aseguro que la Universidad de Vigo es competitiva en este campo como cualquier otra a nivel mundial", aseguró ayer en Club FARO el profesor Fernando Aguado, del departamento de Teoría de la Señal y Comunicación del campus vigués, durante su conferencia "Grandes avances en la lucha contra incendios forestales a través de pequeños satélites y drones".

Aguado es coordinador del proyecto FireRS, que cuenta con un presupuesto de casi 2 millones de euros aportados por fondos europeos para desarrollar un programa piloto para prevenir los incendios forestales y agilizar la respuesta de los medios de extinción cuando éstos se han producido a través del uso de las nuevas tecnologías. "Proponemos la utilización de la tecnología para luchar de la forma más eficaz y automatizada posible contra el fuego, tanto para tener una alerta temprana como un modelado de la propagación del incendio", aseveró el responsable del lanzamiento de los tres satélites que ha puesto en órbita la Universidad de Vigo. En la actualidad su departamento trabaja simultáneamente en otros dos satélites que "estarán en vuelo" este mismo año y uno de ellos, el Lume 1, está diseñado precisamente con ese objetivo. "Incorpora pequeñas placas solares que pueden generar 5 ó 6 vatios de potencia que es lo que se necesita para la computadora a bordo, posicionar el satélite, procesar la información y transmitirla por lo que hace falta un sistema muy eficiente para la gestión de la energía", subrayó Aguado, que recordó que el tamaño del aparato es de apenas 20x10x10 centímetros, que su peso es de unos dos kilogramos y que su sistema se basa en un "pequeño transmisor que lanza un mensaje a un satélite, una especie de Whatsapp, con un mensaje corto". Solo las placas solares, dijo, cuestan alrededor de 10.000 euros. "Lanzar un satélite cuesta unos 150.000 euros y desarrollarlo unos 700.000", avanzó.

Los satélites por separado, recordó el ingeniero, permanecen en órbita sobre la comunidad gallega apenas 15 minutos cada una hora y media, lo que supone que al día apenas permanecen una hora sobre nuestras latitudes por su velocidad (27.000 kilómetros por hora) y rotación alrededor de la tierra Por ello, explicó, son fundamentales las constelaciones de satélites para sincronizarlos y poder realizar una cobertura total de cada región. "Necesitamos unos treinta o cuarenta para tener una cobertura completa en cualquier parte del globo pero con uno solo podemos tenerla con esa sincronización", aseveró.

Al igual que los satélites, el experto subrayó que también los drones serán fundamentales para la lucha contra los incendios y el desarrollo de su tecnología permitirá que en un futuro cercano tengan una mayor autonomía y puedan coordinarse con otros para, también, funcionar a modo de "constelación" para así cubrir la mayor parte de territorio posible. "Veremos en un periodo de no muchos años que los drones pasarán de ser elementos pasivos a activos", dijo.

Los drones y los satélites son una parte del proyecto "súper multidisciplinar" FireRS que incluye también sensores infrarrojos y de otros tipos para detectar y analizar factores climatológicos como la velocidad y dirección del viento y así predecir automáticamente el desarrollo del incendio pero también detectar humo y dar el aviso lo antes posible en zonas deshabitadas para establecer una "alerta temprana" con la que mejorar la respuesta de los bomberos y la toma de decisiones. Para ello es fundamental mejorar la cobertura de las comunicaciones y dotar a los aparatos de inteligencia artificial. "Empezamos a proponer cómo pueden ser útiles las nuevas tecnologías para proyectos reales conectados con la industria, como la lucha contra los incendios forestales, que es uno de los grandes problemas de Galicia", indicó el ingeniero, que precisó que la Universidad de Oporto también colabora en el proyecto y también la de Tolousse, en el sur de Francia. Como dato, resaltó que en 2015 la superficie afectada por los incendios forestales en Europa fue de millón de hectáreas. "Y de ellas, el 10 por ciento fue en España", añadió.

"Nos encontramos con una integración muy compleja de tecnologías muy diversas que hay que sincronizar en un proyecto común", explicó Aguado, que insistió en la importancia de contar con una "predicción lo más ajustada posible de cómo va a evolucionar el fuego". "En menos de una década podríamos tener desarrollado el sistema al completo", pronosticó.