En los cuatro años transcurridos desde su anterior disco de estudio, Palosanto, Enrique Bunbury (Zaragoza, 1967) ha pasado de la confianza en el cambio y la revolución al desengaño por la oportunidad fallida. Ha transitado, como tantos, desde la esperanza hasta la expectativa: "Creo que hubo un momento en el que parecía que globalmente el hartazgo había llevado a un levantamiento que podía fructificar". "Pasado ese momento", prosigue, "parece que las aguas nos devuelven a una decepción y callejón sin salida".

Ese sentimiento de desencantanto es el que el músico aragonés encapsula y desarrolla en "Expectativas" (OCESA/Warner, 2017), su noveno álbum solista, a la venta este próximo viernes y que arranca con un título tan elocuente como "La ceremonia de la confusión". "No sé si volverá a haber otro momento en el que la sociedad se vuelva a juntar en revueltas en las calles, para intentar cambiar los pilares básicos del sistema", añade.

En esta línea, destaca que por ejemplo en Estados Unidos el "movimiento Somos el 99% ha sido vencido gracias a Donald Trump". Y continuando con esta sensación de desilusión global, vaticina que en las próximas elecciones allí "los demócratas volverán a unirse en un solo candidato, convencidos de que el enemigo ya no es el sistema, sino Trump", de manera que "las opciones más radicales se disolverán en el éter de vencer a un enemigo común".

No se muerde la lengua ni anda con rodeos Bunbury en Expectativas, pues hay canciones como "En bandeja de plata" en las que lanza andanadas como "parece que si hay que elegir dejar en las manos responsabilidad, pudiendo escoger entre dos o tres, preferimos al más subnormal". Y aún remacha: "Nada ocurre por casualidad, no puede un retrasado mental estar al frente de todo'.

¿Se está refiriendo a alguien en particular o a todos los dirigentes en general? ¿Quizás de nuevo Donald Trump o Kim Jong-un, puede que Mariano Rajoy? "Te diría que se me ocurren algunos más que cuadran con esa frase de la canción", responde con sorna, antes de tomarse un instante para disparar al centro de la diana: "Pero, efectivamente, todos los que citas parecen obstinados en darme la razón".

El tono apocalíptico se mantiene latente al mencionar brisas nucleares, bacterias que se expandirán, llegando a preguntarse "¿qué tipo de evento dará comienzo al verdadero horror?" Y aunque asegura Bunbury que no está "al tanto de las políticas nacionales, ni de las relaciones exteriores de Estados Unidos, ni de Lituania", denuncia que "la realidad es que hay constantes e interminables guerras, de las que prácticamente ya no se habla porque dejan de interesar o porque interesa que no se atienda tanto".

"Cuna de Caín"

Incluso en otro tema, "Cuna de Caín", canta Bunbury sobre una "Guerra Civil entre hermanos", añadiendo que "de la mano nos hacemos daño siempre que nos encontramos". Un estribillo que parece tener una lectura clara, pero que en realidad "no habla de España, sino sobre una relación de dos personas que no se soportan y deben poner tierra de por medio antes de llegar a las manos".

Una vez aclarado esto, sí admite Enrique Bunbury que le provocan dolor por España "ciertas noticias y enfrentamientos entre tertulianos": "Posiciones violentas y extremistas que no sé por qué tenemos que tragarnos como las únicas existentes en un país que da para muchas opiniones y formas sutilmente diferentes de ver la vida".