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Juan Luis Nicolau: "Las 'smart city' y el 'big data' son la última innovación turística; global en 15 años"

"Hoy en día el paradigma de la ciudad inteligente es Singapur; hace análisis de orina tras ir al aseo"

Juan Luis Nicolau. // Héctor Fuentes

Catedrático de Marketing de la Universidad de Alicante, es el único español entre los 25 mejores investigadores de turismo a nivel mundial, y ha sido cazado por la Politécnica Virginia Tech de EE UU para que avance en su investigación sobre los precios turísticos. Antes de irse apunta claves sobre lo que viene y cómo posicionarse. Hace tres años y dos meses le pasó por delante un tren y decidió no cogerlo. Acababa de ser nombrado decano en la univesidad y se debía, dice, a sus compañeros, a su Facultad de Economía. Ahora, sin comerlo ni beberlo, le llega una nueva oportunidad americana y el momento no puede ser mejor: su niño de 2 años aprenderá el inglés con naturalidad y él dará clases, algo que vive con auténtica pasión, amén de seguir investigando en lo que más domina y le gusta, el turismo, con nuevos métodos porque la vinculación con las empresas es mayor en aquellas tierras y, como apunta con mayúsculas: "La investigación es creatividad".

-Sus investigaciones sobre el mercado turístico están en primera línea a nivel mundial, ¿hacia dónde va el sector?

-Vamos hacia las ciudades inteligentes o smart city. Nos puede sonar a ciencia ficción pero cuando esté establecido el big data, de modo que transitar por la ciudad sea muy cómodo porque los indicadores dirán en cada momento al turista las calles con más o menos tráfico, lo que no podemos caer es en la deshumanización de las relaciones porque son la esencia del sector turístico.

-¿Pondría límites a la ciudad inteligente?.

-Es más bien un umbral, que no trasvase lo inhumano. En la medida en que el big data y la smart city faciliten la interacción, bienvenido sea, pero si llega un turista y no interactúa se pierde la humanidad. Hay que interaccionar.

-¿Cuándo calcula que pueda ser una realidad?

-Los expertos en tecnología hablan de los años 30, en que el avance será tan desarrollado que la utilización del ser humado será más limitada. Hoy en día el paradigma de ciudad inteligente es Singapur, que hace análisis de orina tras usar el aseo.

-¿Y hasta entonces qué sugiere para mejorar los ingresos en el sector turístico, que tras 40 años sigue con el mismo modelo?

-No podemos obviar el sol y la playa y lo tenemos que mantener, pero las empresas deben segmentar el mercado porqueaún existe la creencia de que nos dirigimos a todo tipo de turismo.

-Como otros destinos, pero que ahora lo tienen peor por situaciones de conflicto..

-Así es, los clientes llegan solos pero hace falta una visión a largo plazo porque esto no siempre va a ser así, y hay que perfilar el segmento o segmentos de mercado que una empresa turística, como un hotel, vaya a atraer. Es crucial elegir dos o tres , no considerar todo el mercado mundial..

-¿ Diversificar exige arriesgar?

-Si diversifico reduzco el riesgo porque reparto la incertidumbre en más mercados. A corto plazo, en cuanto se normalice la situación, surgirán destinos competidores con productos similares en cuanto al clima, y es fundamental tener diseñado un plan de marketing y no dormirnos en los laureles. Cada empresa es un mundo y una puede decidir centrarse en el sol y playa hacia los británicos, otra hacia los alemanes, o hacia la cultura y los rusos...

-¿Realmente un desayuno gratis atrapa al consumidor?.

-Sí. Es un curioso efecto determinado por la investigación empírica. El cliente maneja sus recursos según sus preferencias y no siempre se actúa de forma racional. Hay un afecto hacia lo gratis. La gente pasa horas por ahorrarse 3 euros en un producto.

-Cómo lo ha demostrado?

-Entre dos marcas de hotel, una conocida y otra no, fui bajando el precio del desayuno de dos en dos euros en ambos casos, y el cliente no sacrificaba su marca porque la otra fuera más barata. La sorpresa llega cuando la mayoría está dispuesta a cambiar de marca al quedar el desayuno gratis en la no conocida, aunque en la otra solo costara 2 euros.

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