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Los activistas de la gafas violetas

Comando da Igualdade, un proyecto que tiene como ideóloga a la catedrática viguesa Chis Oliveira, está formado por alumnos que luchan contra los estereotipos de género

Andrea F. Hermida (con el micrófono) y Priscila Reamozo (dcha.), durante el curso de verano de la USC.

Comenzaron siendo cuatro y ahora son cerca de ochenta. Se agrupan bajo el nombre de Comando da Igualdade y su objetivo es trabajar por la igualdad de género. Formados por Mercedes Oliveira, más conocida como Chis, catedrática de Filosofía y formadora de adolescentes en Educación Sexual, actividad que le ha valido diversos reconocimientos y premios, entre estos dos Irene del Ministerio de Educación, este grupo de chicos y chicas vigueses imparten charlas en institutos e instituciones sobre violencia de género, acoso sexual e identidad sexual, y mantienen una intensa actividad en las redes sociales. Estos activistas de la igualdad participaron hace apenas unos días en el curso de verano de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) "Nuevas Fronteras en la Igualdad de Oportunidades", donde ofrecieron su punto de vista sobre la brecha de género y explicaron en qué consiste este proyecto, pionero en Galicia.

"Lo que intentamos es que la gente se ponga las gafas violetas y se plantee las cosas de forma diferente, que dejen de formar parte del problema y pasen a ser la solución", explica Isa Campo Pereira, de 17 años, una de las miembro del comando. Y aunque reconoce que una charla no puede cambiar el mundo, asegura, sin embargo, que sí remueve al menos las conciencias. "Intentamos que de nuestras charlas salgan con más preguntas de las que tenían para que en su casa piensen sobre tema", añade.

Lo que pretenden los chicos del Comando da Igualdade con sus intervenciones en las aulas es derribar falsas creencias que hacen que la brecha de género persista, como demuestra que el 50,6% de los niños siga considerando que las tareas domésticas y las responsabilidades familiares son un trabajo exclusivo de las mujeres, aunque trabajen los dos progenitores, según la XIII Encuesta nacional "¿Qué quieres ser de mayor?" realizada por Adecco entre más de 2.000 menores de entre 4 y 16 años, entre estos, más de un centenar gallegos.

"Vivimos un momento de crisis total en el sentido de que estamos a punto de retroceder o de adelantarnos mucho en el plano de la igualdad porque en el ámbito global ha habido un retroceso en los derechos pero veo también movimientos civiles que se está rebotando y que la gente se está dando cuenta de lo difícil y de lo importante que ha sido llegar hasta aquí. Ahora esto ya no es un movimiento de cuatro locas", afirma Priscila Retamozo, graduada en Ciencias Políticas y estudiante de Máster Universitario en Igualdad y Género en la Universidad de Género.

Uno de los problemas que detectan los miembros del comando entre los adolescentes y del que educadores y pedagogos llevan advirtiendo también desde hace unos años es la violencia de género ejercida a través del control, que en el caso de los jóvenes se realiza a través del uso de las redes sociales y de aplicaciones como WhatsApp. Este control es interpretado tanto por quien lo ejerce como por quien lo sufre como amor. Frases como "Mi novio me controla el móvil porque me quiere" o "Si me quieres tienes que dejarme que sepa qué y con quién chateas" son frecuentes entre los adolescentes.

"Se te educa bajo los cánones del género desde que naces. Así que si eres un chico se supone que tienes que ser el 'macho dominante', el que tiene el control. No creo que el chico se dé cuenta de que está ejerciendo el control porque lo tiene interiorizado desde pequeño. Ni la chica, que también ha sido educada en la idea de que es el chico el que tiene que tener el control", explica Antonio Gómez, de 17 años. Y es que el machismo ejerce una fuerte presión no solo a las niñas, sino también a los niños.

En este sentido, Dani Gómez Pérez, de 19 años, uno de los miembros fundadores del Comando da Igualdade, añade que aunque las tecnologías son uno de los grandes avances, también tienen su parte negativa. "Todo depende del uso que le demos, pero es cierto que hoy puedes controlar más a otra persona, puedes ver si está conectada, con quién habla, qué ha hecho... Y cada día salen noticias de que los chavales están más controladores", dice.

Estos jóvenes tienen que enfrentarse a descalificativos como "feminazis", algo que compensa el hecho de que cada vez son más los jóvenes que piden formar parte de este comando, que aspira a construir, entre todos, hombres y mujeres, una sociedad plenamente igualitaria.

La coeducación, pilar fundamental del cambio

  • Una de las barreras que tiene que derribar el Comando en todas sus intervenciones en aulas es la idea generalizada del feminismo como antónimo de machismo o como movimiento en contra del hombre. "Lo que trata el feminismo es de empoderar a la mujer, de que adquiera posiciones, pero no de que el hombre las pierda. Y este es un horizonte que no se debe perder", explica Priscila Retamozo. Para alcanzar esa igualdad aún hay que trabajar mucho, según los chicos del Comando. "Creo que hay una estructura muy bien montada con respecto al sistema patriarcal que hace muy difícil cambiar las cosas. Es un iceberg. Lo que vemos son las cosas impactantes, como los malos tratos, pero si no eliminamos las pequeñas cosas ¿cómo amos a conseguir cambiar los grandes problemas?", se pregunta Andrea Fernández Hermida, de 16 años, para quien las relaciones tóxicas y los cánones de belleza son dos de los problemas vinculados con los estereotipos machistas que mayor factura están pasando a su generación, independientemente del sexo. "No hay una solución que sea perfecta -añade-, pero creo que el pilar fundamental de todo esto es la coeducación". En este sentido, su compañera Priscila añade: "La escuela es súper poderosa porque no solo educa a los hijos; también a las familias. En mi caso al menos fue así porque mi entorno cambió totalmente". "No podremos cambiar el mundo, pero sí al menos nuestro entorno más próximo para que no sea tan tóxico y machista. Yo también tenía esas ideas. Es normal porque son ideas que se van forjando en tu mente mientras creces y, claro, cuando alguien te muestra por primera vez que las cosas no son como tú las ves, te choca", reconoce Dani. La igualdad por la que luchan va "demasiado lenta", según Antonio, porque es difícil cambiar las conductas machistas, especialmente si no se es consciente de ellas. "Mucha gente cree que no estamos condicionados por el sexo, cuando según si eres chico o chica se te exige ser de una manera o de otra", añade

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