Le gusta tener la mente ocupada en más de un proyecto a la vez y en la libreta donde anota los destinos a los que viaja por trabajo ha añadido durante el último mes Uzbekistán, Londres, Nueva York, Japón o Eslovenia. Marta Peleteiro (Vigo, 1988) estudió Arquitectura y Bellas Artes en Madrid y ya desde la carrera comenzó su relación con el mundo de la moda. Ha trabajado como estilista en Harper's Bazaar España, G-Star Raw o Inditex, es fundadora y editora jefe de la revista on line The Issue Magazine y dirige desde Ámsterdam su propia agencia creativa, Curated MNGMNT, cuya cartera de clientes incluye diseñadores emergentes de todo el mundo pero también grandes marcas internacionales.
"Mi formación me aporta un conocimiento y una mirada diferente en el mundo de la moda. Siempre estuve interesada en el límite entre el arte y la moda, por eso me gusta trabajar con gente que puede aportar algo más fresco e irreverente. Ahora mismo, la homogeneización en el sector es muy grande y creo que hay que potenciar y dar oportunidades a gente joven con mucho talento, tanto diseñadores como fotógrafos o creativos", plantea.
Desde que realizó un curso en Nueva York en el penúltimo año de carrera, la creatividad y la moda se han ido fusionando en su currículo. En 2011 ganó una beca para realizar un máster intensivo de comisariado de arte en la universidad sueca de Gotemburgo junto a estudiantes de varias nacionalidades. Allí fundó, junto a la francesa Sarah Alcalay, su socia profesional desde entonces, The Issue Magazine. "Hace 6 años no había casi revistas independientes ni se hablaba tanto de diseñadores emergentes, pero el proyecto fue creciendo y hoy tenemos lectores en más de 90 países", celebra Marta, que fue seleccionada entre los mejores comisarios jóvenes de España mientras vivía en el país escandinavo y dirigió una exposición en La Casa Encendida de Madrid en 2012.
Después se trasladó a Ámsterdam para trabajar en el centro de arte y tecnologías Mediamatic, y mientras tanto también ejercía como estilista de moda freelance. Su siguiente experiencia fue en G-Star, donde se ocupó de los desfiles y lookbooks de la firma holandesa. Y después vivió durante una época en Barcelona tras ser fichada como estilista de las campañas publicitarias de Oysho.
Regresó a los Países Bajos y creó su propia consultoría para ocuparse, entre otros servicios, de la dirección creativa de proyectos y de captar nuevos talentos. Además de contar con marcas y diseñadores como clientes, ha comenzado a establecer contactos con escuelas de moda y universidades con el objetivo de asesorar a las jóvenes promesas.
"Queremos ayudarles a salir desde el mundo ficticio en el que viven mientras son estudiantes al mercado comercial, pero sin perder su sello personal. O a trabajar en la parte creativa de una gran marca si es lo que les interesa", explica.
La agencia trabaja por todo el mundo pero está muy interesada en los países emergentes del Este: "Rusia, Ucrania, Georgia o Eslovenia tienen un potencial de talento enorme. Y lo están haciendo muy bien para ampliar el tradicional circuito de la moda de París, Nueva York, Londres y Milán".
Así que Marta ha extendido el calendario anual de Fashion Week a las que tiene que asistir: "Viajar tanto es una de las cosas buenas de mi trabajo porque me permite descubrir países y a su gente y llevarme sorpresas tan agradables como la que acabo de tener en Uzbekistán".
Sin embargo, a España solo viaja de vacaciones. "Me encantaría tener nombres españoles entre mis clientes y en el futuro también volver. Ojalá las oportunidades laborales y creativas fuesen mejores y competitivas con las del resto de Europa para poder hacerlo. Conozco a muchos amigos arquitectos y artistas que se tuvieron que ir y estarían encantados de regresar. Hay una fuga muy importante de talentos creativos y artísticos. Es una pena", lamenta.
Y es que aunque España puede presumir de grandes empresas de moda, los nuevos diseñadores lo tienen difícil. "Es bastante complicado sobrevivir si tienes un perfil más experimental y menos corporativo. Se tienen que ir fuera, cosa que no debería ser así pues tanto la moda como la creación y el arte son sectores económicos muy importantes para un país", defiende.
Marta se crió en Boiro, pero vivió durante la adolescencia en Vigo mientras jugaba en el Celta Baloncesto. Y en 2013 participó en una exposición colectiva en el Marco, pues, como profesional inquieta que es, sigue vinculada al mundo del arte. Casada con un abogado norteamericano "enamorado" de Galicia, presume de mantener los vínculos con sus excompañeras, con las que juega alguna pachanga de vez en cuando, y también con sus amigas de la infancia de la localidad coruñesa. "¡Este verano nos reuniremos todas en las fiestas del pueblo!", revela entusiasmada. Antes, eso sí, viajará a unos cuantos destinos en busca de futuros referentes de la moda.
