La revista Nature publicó en 2016 el mapa genético más completo de la diabetes tipo 2 gracias al trabajo de un consorcio internacional que analizó los datos de más de 120.000 personas. Y meses después volvía a hacerse eco de otros dos estudios punteros que revelaban, entre otros hallazgos, la influencia del peso del bebé al nacer en el riesgo de sufrir la enfermedad. El biólogo computacional Juan Fernández (Muros, 1976), que trabaja desde 2012 en el Wellcome Trust Centre for Human Genetics de la Universidad de Oxford, es uno de los autores principales de esta red de expertos que realizan estudios a gran escala para conocer los mecanismos de una patología que constituye una amenaza creciente para la salud mundial.

Es investigador sénior en el grupo de Mark McCarthy, "uno de los popes mundiales en diabetes y el descubridor del gen de la obesidad". Los expertos computacionales analizan la ingente información obtenida de ensayos y bancos de datos para extraer hipótesis que los científicos funcionales comprueban después en modelos vivos.

El reto es de tal calibre que solo es posible enfrentarlo a través de grandes consorcios y colaboraciones como la que el biólogo gallego mantiene con el Massachusetts Institute of Technology (MIT) para intentar descubrir nuevos procesos biológicos implicados en la diabetes, así como en enfermedades cardiovasculares y psiquiátricas.

Un excelente ejemplo de los avances que se consiguen con estos estudios de biocomputación está relacionado con el cáncer de próstata. Los análisis de Juan y sus compañeros revelaron que una proteína que hasta ahora se creía solo presente en el núcleo de la célula también aparece en el citoplasma. "Se lo comentamos a expertos en cáncer del Broad Institute del MIT y éstos encontraron que los pacientes con peor pronóstico tenían grandes cantidades de dicha proteína en el citoplasma. Y en estos momentos ya se están realizando ensayos clínicos para desarrollar un inhibidor comercial", destaca.

Uno de los grandes proyectos actuales de Juan, en el que también participa la industria farmacéutica, involucra a casi 4.000 personas: 3.000 de ellas son prediabéticas, es decir, presentan todas las posibilidades a nivel clínico de sufrir la enfermedad y el resto ya la padecen. A todos ellos se les han realizado exhaustivos y amplios análisis de genómica o proteómica, entre muchos otros, y son sometidos a un seguimiento a los 9, 18, 32 y 40 meses. También se tiene en cuenta si hacen ejercicio y se registra su dieta de forma muy exhaustiva.

"El objetivo es determinar qué personas progresan más hacia la diabetes. Queremos identificar biomarcadores que ayuden a conocer quiénes van a desarrollar la enfermedad en el futuro y, entre los que ya la tienen, qué mecanismos evitan que empeoren. Ya empezamos a obtener buenos resultados. Por ejemplo, la importancia no solo de estar gordo, sino de la zona donde se concentra la grasa", revela.

El grupo de Juan, formado por unos 60 investigadores, engloba a más de una decena de nacionalidades y su jefe, McCarthy, se pronunció públicamente en contra del Brexit. "En Oxford, el 90% votó a favor de Europa. Aunque llegó a haber una manifestación del UKIP, es una ciudad universitaria con muchos extranjeros y nunca he sentido rechazo. Aunque sí es verdad que algunas personas con estudios diferencian entre inmigrantes de primera y de segunda, entre los que sitúan a los europeos del Este, y a veces también a españoles, portugueses y griegos", comenta.

El 17% de la plantilla de la Universidad de Oxford es foránea y, en el caso del Wellcome Trust Centre, que ya ha creado una unidad de Brexit, el porcentaje es casi del 50% si solo se tiene en cuenta a los investigadores, que en total superan los 400. "Mi grupo tiene muchas colaboraciones con EE UU y, en principio, no habría problemas por la financiación. Pero sí existe una preocupación latente sobre qué va a pasar con todos los extranjeros que trabajamos aquí. Tenemos el apoyo del centro, pero en las conversaciones de café ya se empieza a hablar de pedir permisos de residencia permanente o el pasaporte británico", apunta.

De todas formas, Juan intentará regresar a Galicia a finales de este año o en 2018 para reunirse con sus dos hijos y su mujer Ceres, que también es investigadora y actualmente trabaja en la Universidad de Santiago: "Lo mejor de Inglaterra es su apuesta por las personas, que son las que tienen las ideas. Al contrario de España, invierte en capital humano y valora más al investigador. En Galicia hay gente que hace muy buena ciencia y esperemos que algún día cambie la forma de gestionar el I+D en nuestro país".