"Lo mejor del mundo son las plantas", dice convencida la señora Carmen cuando llega al taller. Coge una de las flores milenrama que han dejado sobre la mesa y aspira su aroma: "Uhmmm, huele a manzanilla", opina María José. "Yo tenía muchas plantas en mi casa pero algunas se me morían", apunta Rosa. Todavía no ha comenzado la actividad y las plantas ya están haciendo su labor.

Un grupo de mayores de la Residencia Sanitas Mayores de Vigo participó ayer en el primero de unos innovadores talleres de botánica artística que se desarrollan en diversos centros de mayores de Galicia de la mano de la iniciativa Kantos, que forma parte del proyecto de divulgación científica que avala el Comité Español de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

El taller va dirigido a personas con enfermedades como el alzhéimer y la demencia senil, aunque también para todas aquellas que tienen alguna discapacidad psicológica o física o, simplemente, mayores a los que les atrae el mundo de las plantas.

"Con la botánica podemos hacer un montón de actividades que ayudan a fijar la atención de los mayores, reconociendo las especies vegetales, estimulan la memoria, recordando y aprendiendo el universo de las plantas que tan cercano ha sido para la mayoría de ellos, y fortalecen su autoestima ya que elaboran sus propias creaciones botánico-artísticas", describe Macu García González, directora del proyecto.

Los talleres consisten en hacer un pequeño herbolario, mediante una técnica sencilla en la que los participantes colocan las hojas y las etiquetan con sus nombres científicos, la fecha y el lugar de donde procede. "Una parte de este proyecto es la científica, que les ayuda a recordar los nombres de las plantas, y la otra es la artística, que consiste en la creación de sus propias obras de arte con esas plantas secas", comenta la directora, que propone como actividad complementaria a estos talleres "la visita a algún jardín botánico, ya que lo disfrutan mucho después de todo lo que han aprendido", comenta García.

El tema de la botánica da lugar a numerosas conversaciones sobre el pasado de los participantes, desde las plantas que cultivaban en sus huertas a las estaciones del año, los poderes curativos de algunas plantas o las recetas en las que utilizaban plantas aromáticas. "Los enfermos de alzhéimer recuerdan mejor los momentos de su infancia que los actuales y a veces el olor de una flor o de la tierra les despiertan recuerdos", comenta Leticia Moreira, terapeuta de los mayores.

Los pacientes que tienen un deterioro cognitivo más avanzado disfrutan especialmente con la parte artística del taller, pegando las hojas en una tela de arpillera y dando vida a sus propias creaciones. La sonrisa de Ernesto cuando la docente alaba su creación deja patente la labor que ejercen estos talleres en la autoestima de sus participantes.