El médico y escritor palestino afincado en Galicia, Mohamed Safa, cree que la situación actual en los países árabes "no es una consecuencia de la revolución", si no "el resultado del fracaso de la revolución". Mohamed Safa, que defendió con entusiasmo la Primavera árabe como ejemplo de revolución pacífica, laica y democrática -y una conquista ciudadana contra la dictadura-, regresa a Vigo para disertar con otro enfoque más actual. Ante el contradictorio panorama salpicado de guerras locales y civiles y la amenaza que representa el terrorismo del Estado Islámico y Al Qaeda hoy en día, el experto insiste: "Es como si hubiéramos juzgado a la revolución francesa por lo que ocurrió en los tres primeros años, durante los que hubo matanzas".

El experto y oftalmólogo en la localidad de Cee, visita hoy la ciudad para impartir una conferencia titulada "Revoluciones árabes: nacionalismo, religión y democracia", organizada por la agrupación viguesa de Esquerda Unida. La conferencia se impartirá en el Paraninfo del antiguo rectorado -calle Oporto- a las 20.00 horas.

"A pesar de este panorama tan drástico, creo que en aquel momento la sociedad árabe sacó su billete o ticket para el futuro, pero creo que aún no hemos encontrado nuestro sitio, tenemos que hallar el asiento que corresponde a una nación árabe unida y democrática", considera Mohamed Safa.

Safa, natural de Cisjordania, llevó a cabo sus estudios de medicina en la Universidad de Santiago de Compostela. Está profundamente comprometido con la causa de su pueblo, tanto desde el punto de vista político como de estudioso del tema.

Algunos expertos han visto en la situación de Siria el lado más oscuro de la Primavera árabe, debido al surgimiento, por ejemplo, el Estado Islámico. Para el experto palestino Mohamed Safa ha sido la suma de tres factores -que hoy explicará- la que ha propiciado el fracaso de las oleadas árabes en algunos países. "El ejemplo de éxito relativo de la revolución de Túnez viene dado porque ha sido la más espontánea", asegura. En Túnez y en Egipto -donde tras celebrarse elecciones se instauró un gobierno de corte islamista más tarde derrocado con un golpe de estado militar en 2013- las rebeliones derrocaron a los respectivos gobiernos en pocas semanas, pero en países como Libia o Siria, el gobierno respondió y se negó a abandonar el poder, lo que llevó a parte de la población a armarse y a comenzar guerras civiles (y locales) en ambos países. En Libia, los rebeldes insurgentes derrocaron a las fuerzas gubernamentales después del inicio de la revolución con ayuda de la OTAN.

Sin embargo, en Siria, la guerra se ha prolongado y el impacto bélico intensificado, sin visualizarse un fin cercano y con registros que estiman en cientos de miles la cifra de muertos. "Tanto las potencias que están apoyando como combatiendo en Siria no tienen una agenda democrática para el pueblo sirio", critica Safa.