Tras culminar una larga carrera doble en ADE y Derecho y sumarle dos años de experiencia profesional en un importante despacho de abogados decidió imprimir un nuevo hito en su currículo optando a una de las valoradas becas de internacionalización del ICEX. Entre más de dos mil aspirantes logró ser uno de los ocho primeros y pudo elegir una de las oficinas comerciales de destino "más cotizadas", Singapur. "Siempre he sido muy viajera y me ha gustado moverme y aprender cosas nuevas. Estaba contenta con mi trabajo como abogada pero necesitaba hacer algo con más perspectiva y no solo acompañar a las empresas en los malos momentos, sino también ser partícipe de las noticias felices", explica Sabela García (Vigo, 1987) desde una "Asia disfrazada de Europa".
Se siente "privilegiada" por haber vivido en dos de las ciudades "más bonitas del mundo": París, donde trasladaron a su padre cuando ella tenía 11 años, y Florencia, en la que hizo un intercambio "erasmus". Cursó su carrera en la Autónoma de Madrid, donde entonces residía la familia, pero en cuanto pudo regresó a sus orígenes. "Tenía unas ganas de volver locas. Me siento muy gallega y viguesa y allí es donde estoy a gusto. Me gustaría aprovechar algún día todo lo que estoy aprendiendo para hacer algo bueno por mi tierra. La experiencia fuera es necesaria pero lo ideal sería poder elegir. Tengo amigos que son unos cracks pero que no tienen oportunidades de regresar", reflexiona.
Llegó a Singapur el pasado enero, tras cursar un máster en Gestión Internacional de la Empresa de la Menéndez Pelayo, para asesorar a las firmas españolas que quieren introducirse o crecer en su atractivo mercado. Su estancia será de un año y la segunda fase de la beca la pasará en una empresa o institución. "Estoy aprendiendo muchísimo y también he descubierto que es un trabajo con una parte emocional porque tu misión es explicar que nuestras firmas hacen productos de calidad. Y algunas ya tienen aquí un éxito arrollador", celebra.
Sabela se afana estos días en organizar un encuentro para promocionar el sector agroalimentario español en el que participará, entre otros, la conservera gallega Frinsa. "El papel de las oficinas comerciales de las embajadas es muy importante porque su presencia permanente les permite tener un conocimiento sólido y contactos importantes", destaca.
Singapur es el país con más facilidad para hacer negocios según el Banco Mundial, apunta la viguesa, y el gigante Inditex lidera la presencia gallega, aunque a ella también le llena de orgullo encontrarse con tiendas de Bimba y Lola o latas de Calvo en el supermercado. "Las grandes marcas se pueden abrir camino solas pero la clave del éxito para que España gane cuota de mercado es el trabajo colectivo. Todos tenemos que remar en el mismo sentido como hacen los franceses o los italianos", sostiene.
Y con esta misión, los restaurantes españoles pueden ser un excelente escaparate. "Cada vez hay más y su labor es casi tan importante como la de la oficina porque promueven nuestros productos, que son apreciados aquí, pero todavía poco conocidos. Singapur es considerada un paraíso gastronómico del sabor en el que se mezcla la tradición de muchas culturas y es una referencia para los chef mundiales, pero ¡como en casiña en ningún sitio!", defiende.
Sabela asegura que existen "interesantes oportunidades de negocio" para las empresas gallegas que se dedican a proyectos de infraestructuras -los ingenieros de nuestro país están muy bien valorados allí- o a las energías renovables. "Y, desde luego, en el de moda y joyería de lujo. La población tiene una capacidad adquisitiva muy alta y los precios son muy muy altos. Es un mercado de gran consumo, sembrado de centros comerciales y destino ineludible de compras", describe.
Además de las facilidades fiscales y otros incentivos económicos, el país resulta atractivo para que las empresas españolas trasladen a expatriados como ella. "Es un lugar exótico, pero a la vez desarrollado, cómodo y seguro. Podemos llevar el mismo estilo de vida, aunque adaptado porque todo es muy caro. Una caña cuesta 15 dólares", pone como ejemplo.
Aún así, Sabela y su pareja, Vicente, hacen planes cada semana con una pandilla de españoles "muy variopinta y animada" con la que disfrutan de una ciudad que los ha sorprendido. "No deja indiferente. Tiene un halo de parque temático y decorado teatral. En pocas horas puedes pasear por Little India, después irte a Chinatown y a continuación tomarte la mejor pizza italiana en el distrito financiero acompañada de una cerveza alemana", propone.
Ahora que el otoño se ha instalado por estas latitudes el calor singapureño produce envidia, por eso su morriña sorprende: "Lo que más me apetece es pasear por la playa de Vigo pero en invierno, con abrigo".
