- ¿Estamos viviendo una democratización y liberación de la sexualidad femenina?

- Nos tenemos que plantear cómo están tratando a la mujer productos de nuestro entorno que utilizan la sexualidad femenina como reclamo publicitario y comercial, como "50 sombras de Grey" y muchos otros. Analizar si están dando voz a todas las mujeres y a todas las experiencias o si estamos delante de un imaginario retrosexista y preguntarnos: ¿el empoderamiento de la mujer tiene que venir realmente de mostrarnos sexualmente activas?; ¿es una liberación o una cosificación de la mujer?

- ¿Vivimos una liberación o una cosificación de la mujer?

- Acabamos observando, sobre todo con las imágenes, que otra vez estamos estereotipadas como un objeto sexual. Lo que pasa es que hay una diferencia. Años atrás éramos realmente objetos sexuales y ahora la publicidad da a entender que nosotras pasamos de sujetas a agentes activos sexualmente; porque nosotras queremos, porque ya nos hemos liberado, porque ya somos iguales, etc.

- ¿Es una trampa?

- Sí, porque no es una liberación femenina. Nos siguen tratando igual, como objetos sexuales, lo que pasa que se expresa con otro discurso. Ahora parece que puedes ser una mujer súper libre, súper independiente, tener mucho trabajo, ganar mucho dinero pero la presencia de la mujer en sociedad tiene que pasar por esta hipersexualización y no por las otras capacidades que pueda tener la mujer. A la mujer se la empodera a través de la sexualidad.

- ¿Qué reproduce el imaginario femenino contemporáneo?

- El retrato de un objeto sexual. Mientras la mujer se siente como una mujer liberada, que puede trabajar, que tiene dinero, que puede participar votando, que puede ocupar diferentes espacios socioculturales, políticos, de empoderamiento, mientras todo esto se está celebrando también se está diciendo que la única forma en que la mujer puede ser visible es a través de su hipersexualización. Puede ser que las mujeres en un momento determinado lo entendamos como que se nos está empoderando, pero después nos damos cuenta de que dentro de lo que es el discurso o la esfera pública existe una desigualdad.

- ¿Cómo afecta esta idea a las adolescentes?

- Implica que tengan estos referentes y terminen copiando el modelo de agente sexual. Después tienen otros problemas, como es la incapacidad de gestionar el consentimiento sexual y ya cuando las mujeres en general intentamos evolucionar en la vida nos encontramos con muchísimos espacios sexistas como la discriminación salarial o no tener un trabajo que no sea demasiado precario.

- ¿Hemos avanzado como sociedad en temas de género?

- Ahora la publicidad lo que hace es instrumentalizar todos nuestros reclamos feministas para incorporarlos a la cultura del consumo; una vida autónoma, una vida propia, derecho sobre el propio cuerpo, a decidir la reproducción. Pero lo hace desde una mirada masculina, copiando el imaginario sexual tradicional. Sí que hay un acceso cultural sexual femenino que no se tenía y ahora se tiene. Lo celebramos y esto está bien. Lo que pasa es que la comercialización de esta propuesta de la sexualidad femenina al final se acaba normativizando de una forma muy sexista. Sin mencionar que solo podemos hablar de sexualidad femenina con una determinada visión: heteronormalizada, occidentalizada, pornográfica. Por lo tanto no hay un avance sustancial.

- ¿Cómo se representa hoy en día la feminidad en los medios de comunicación?

- Hoy en día están copiando la cultura pornográfica. Toda la publicidad, los reality shows, todos estos programas de entretenimiento añaden el ingrediente de la sexualidad desde una herencia de las narraciones pornográficas, copiando el deseo tradicional, el deseo masculino. Por más que las mujeres seamos agentes sexuales activas, nos enseñan a copiar el imaginario cultural pornográfico.

- ¿Hacia dónde vamos como sociedad en perspectiva de género?

- Todos y todas tenemos que aprender a vivir de otra forma. Tenemos que mirar la cultura en perspectiva de género y plantearnos cómo queremos resolver todos los estereotipos. Se supone que la cultura del consumo nos da una liberación pero no es una liberación, en el fondo nos dice que tenemos que consumir una norma. Por mucho que haya una industria pornográfica y luego venga una mujer y diga que hace pornografía en femenino. ¿Qué quiere que le diga? Si tiene que haber un cambio tiene que ser un cambio completo y esto es complicado.

- ¿En qué consistiría el cambio?

- En que se hablara de las mujeres sin enfocarse tanto en su sexualidad, en su condición de madres y sus condiciones domésticas. También hay que dejar esta visión de que las mujeres deben morir por amor. Que se deje de representar a las mujeres como mujeres dependientes. También que las instituciones, la familia, la religión, el gobierno y las escuelas pensaran de forma diferente y actuaran unidas, porque si una actúa en contra de la otra no funciona. Lo que debemos hacer es pensar el mundo de forma diferente. A mí no me vale que hasta hoy nos quejáramos de que las mujeres siempre salíamos desnudas en la publicidad y ahora pongan hombres desnudos. ¿Se supone que esto es igualdad? Esto no es igualdad. La igualdad viene con unos cambios mucho más profundos que tienen que ver con la sintonía de todas las instituciones.

- ¿A qué series de entretenimiento se refiere?

- Por ejemplo, "Sexo en Nueva York". Mujeres poderosas, súper atractivas que tenían un buen trabajo, dinero. Ellas cuando salían hablaban de su sexualidad pero en el fondo lo que hacía la serie es decir: si no tienes un novio no serás feliz. Esto no es un buen ejemplo ni un mal ejemplo, es un síntoma de lo que nosotros estamos normalizando en la sociedad. La sociedad todavía hoy cree que las mujeres solo serán felices y consecuentes con su destino siempre y cuando sigan el orden tradicional, que es el orden melodramático. Al final esta serie no es una evolución de la liberación de la mujer porque estas cuatro mujeres solo son felices cuando consiguen un príncipe azul.