"Mante". Así llamaba Pilar Barreiro Mosquera a su marido, Francisco Mantecón. La viuda del artista vigués y su hijo, Marcos, recorrieron ayer, emocionados, "Pasión y cálculo", una exposición que sabían que llegaría "algún día", afirman, pero que no esperaban que alcanzase esta envergadura. "Nunca pensé que pudiera emocionarme tanto. Sus comisarios han sabido llegar a la esencia de Mantecón. Es una exposición redonda. Además, tampoco podía haber un sitio mejor", dijo.

Entre las obras de esta individual se encuentran cuadros pertenecientes a la familia, obras especialmente importantes para Pilar Barreiro porque la acompañan en su día a día. "Siempre decíamos que las obras que se quedaban en el taller eran para él y las que escogíamos para casa, eran mías. Me es difícil señalar una preferida, pero las que están en la cabecera de mi cama supongo que son especiales. Por eso están ahí", comenta. El hijo del artista lo tiene más claro y señala, sin dudarlo, un cuadro de fondo azul con una forma ovalada verde. "Cuando era pequeño -comenta- le puse título: 'Pepino galactico' y, aunque no es el oficial, porque no lo tiene, para la familia se titula así".

La pintura era para Mantecón, la forma de encontrar el equilibrio, poniendo orden al caos. "Mante era exuberante, caótico. Es en la pintura donde intenta organizar ese caos, aunque siempre hay un elemento discordante. Creo que era su forma de encontrar el equilibrio", comenta la viuda, que asegura que Mantecón era un artista muy reservado.

"Vivía para pintar, no pintaba para vivir", asevera de un artista que, confiesa, se sentía "un bicho extraño" dentro de su generación de artistas. "Se sentía la oveja negra del movimiento Atlántica, pero nunca se planteó hacer otro tipo de arte. Es el que quería hacer", añade.