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Érase que era un periodista llamado Gabriel García Márquez

El escritor nunca renunció al periodismo, dedicó el tramo final de su vida a formar reporteros y mantuvo exacerbados los dos rasgos sustanciales de los grandes de la profesión: la curiosidad y la precisión.

Érase que era un periodista llamado Gabriel García Márquez

El criado Ahmed vivía en Bagdad. Un día paseando por el mercado halló de frente a la Muerte, que le hizo una mueca extraña. El joven, sintiéndose señalado, salió despavorido a contarle al señor, el comerciante Zaguir, el tenebroso encuentro.

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